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No más pedirle que lea un poema escoge sin vacilar uno de su libro Gatos del año 2016 y que es una especie de viaje al interior del espíritu gatuno.

Darío Jaramillo se ríe de lo mal que leen los poetas y recuerda que sentía un miedo sobrenatural cuando iba invitado por Mercedes Carranza a “La Poesía a tiene la palabra”.

- Llenaban los coliseos y sentaban allí a los poetas a que leyeran sus trabajos, cosa que era un logro porque los poetas no sabemos leer versos, asegura entre risas.

- Sabía que me iban a pedir esto, dice, mientras abre el libro en la página justo en la que ha escrito sobre las cualidades grandiosas del gato.

Y lee bien, a pesar de lo que dice: “Sabiduría del gato: Hacer pereza todo el día sin llegar nunca al tedio. Materialización del gato: Cuando el gato se convierte en materia, saca las uñas”.

Como pugnando contra sus convicciones, dice que suele participar de lecturas nocturnas de poesía, “cuando lo dejan salir de noche”.

- ¿Quién no lo deja salir?, le pregunto, y él  contesta sin vacilar: “La pereza”.

Generación desencantada

Nació en Santa Rosa de Osos Antioquia hace 71 años y aunque los críticos literarios lo ubican en lo que se conoce como “La generación desencantada”, él prefiere decir que pertenece simplemente a ese grupo de poetas nacidos en los años 40.

“Me interesaba esa poesía antiretórica heredada del Nadaismo, que era la generación anterior, porque dice cosas a la gente y es más conversada que declamada”, asegura.

Aborda todos los temas de la cotidianidad, el desamor, la música y hasta costumbres, pero reconoce que su poesía más recordada es la del amor.

- “Me sucede con frecuencia que encuentro lectores que me dicen que mi poesía les ha servido y me halaga que estas cosas puedan ser secretamente más útiles”, dice.

Insiste en que “la única manera que la poesía sea universal es que primero sea furiosamente local, porque de lo contrario no sería literatura sino filosofía”.

Menos coronas de laurel

Jaramillo recuerda que Julio Flórez fue escogido como poeta nacional y coronado con hojas de laurel y Rafael Pombo desfiló por la carrera séptima, pero que prefiere “que le entreguen un premio”.

-“Me parece muy incómoda una corona de laurel”, asegura, mientras se ríe con la mención de que León de Greiff y el Jetón Ferro pagaban con poemas sus cuentas de trago en el Café Automático, en el centro de Bogotá.

Habla con vivacidad para decir que “en estos tiempos eso ya no funciona” y que sería “bueno que la idea la adoptaran los dueños de las cadenas de pizza, hamburguesa o café”.

Cuando le preguntamos en el programa Al Fin de semana sobre como aprovecha las bondades de la tecnología para escribir dice, burlándose: “Uno de los más importantes avances de la tecnología que uso es un instrumento llamado lápiz de punta blanda, las caperuzas y el sacapuntas. Otro gran avance de la tecnología es el papel, que me permite apuntar lo que se me ocurre”, insiste.

-¿Usa borrador?, le preguntamos y contesta sin cavilar: “No señor, tacho”.

El mejor poema de amor

Habla con afecto de eso de sentirse reconocido y recuerda como en mayo de 1989 uno de sus textos fue escogido con más de 20 mil votos como el mejor poema de amor de Colombia, por encima de consagrados como José Asunción Silva, León de Greiff y Carlos Castro Saavedra.

En un artículo escrito hace varios años para la revista Soho dijo que “la democracia no es la mejor vía para escoger versos” y ahora mirando en perspectiva lo que pasó hace 29 años reitera que “eso que pasó es el componente ridículo del reconocimiento porque nadie se imagina cómo uno puede ganarle a José Asunción Silva”.

“No me sentía muy seguro de mí mismo con eso”, al referirse a la decisión de los colombianos que escogieron su Poema de Amor Número 1 y que termina diciendo: “Esa voz que responde cuando me preguntan algo, el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el inmotivadamente alegre, ese otro, también te ama”.

Jaramillo dice que está jubilado hace unos años y que, en consecuencia, ahora “escribe poemas cuando aparecen y estos aparecen cuando les da la gana”.

Y sigue leyendo en voz alta uno de sus textos favoritos: “Astucia del gato: Fingir que es un animal doméstico. Misterios del gato: Todo en el gato es misterioso”.

Fuente

RCN Radio

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