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Ocurre siempre que el mundo se enfrenta a esas enfermedades raras, devastadoras y particularmente desconocidas que van apareciendo y que cada vez se socializan con una rapidez pasmosa, gracias a la conectividad global e inmediata que nos permite internet.

La humanidad se paraliza y es entendible cuando escucha por primera vez de amenazas contra el ser humano como el Sida, el ébola, el SARS (Síndrome Respirtatorio Agudo y Grave) y, más recientemente, la gripe porcina (H1N1) hasta nuestros días con el recién descubierto coronavirus que empezamos a identificar como Covid-19.

El temor a lo desconocido y a cómo controlarlo sin pérdida de tiempo ha hecho siempre en estos casos que el mundo se sienta impotente y angustiado de cara a un mal que se propaga sin control y empieza a cobrar víctimas, cuyo conteo se desactualiza en fracciones de segundo.

Que yo recuerde con claridad está el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), del que empecé a escuchar con tono horrorizado a finales de la década de los 80 comienzos del 90 y que afectaba a los homosexuales que morían en cuestión de meses sin que hubiera ninguna cura posible.

Luego de mucha información, de muchas conferencias y declaraciones se empezó a entender que el Sida no solo contagiaba a los homosexuales; que no se transmitía por un saludo de mano, ni un abrazo y que, además, sí tenía tratamiento y que sus portadores no debían ser aislados ni señalados, ni estigmatizados pues podían vivir en comunidad. ¡No era una plaga!

También se supo que la epidemia de Sida apareció en Kinshasa, capital de la actual República Democrática del Congo, alrededor de 1920. Se extendió en ferrocarril a otras regiones de África a lo largo de las dos décadas siguientes. Pero en el incipiente siglo XX las comunicaciones y los tratamientos y las vacunas eran muy distintas a las que en la actualidad tenemos y que se convierten en valiosas y efectivas herramientas para ganar la batalla a las pandemias.

Después vinieron las otras variantes de virus hasta llegar al Covid-19 que, según la Organización Mundial de la Salud, forma parte de “una familia de virus conocida como los coronavirus  descubierta en los años 60 pero de origen aún desconocido”.

Y advierte que “los síntomas descritos del nuevo coronavirus son similares a los de la gripe común: fiebre y fatiga, acompañados de tos seca y, en muchos casos, de disnea (dificultad para respirar). También lo son la secreción y goteo nasaldolor de garganta y de cabeza, fiebre, así como, escalofríos y malestar general... aunque pueden variar de un individuo a otro”.

Al momento de escribir esta columna estábamos a pocas horas de recibir a los colombianos que permanecían en cuarentena en la ciudad china de Wuhan, donde surgió a finales de diciembre de 2019 el Covid-19. Y las autoridades colombianas aseguraron al país que no había posibilidad alguna de que a través de ese grupo de apenas 14 connacionales se pueda propagar el virus.

Explicaron paso a paso todos los protocolos de seguridad sanitarios que se están aplicando con el grupo y que se extenderán durante unas dos semanas más que permanecerán en aislamiento una vez lleguen a Bogotá. Pero, además, se sumaron voces de epidemiólogos de la Organización Mundial de la Salud que coinciden con nuestros funcionarios calificados en las recomendaciones a seguir.

Si bien es cierto que hay un riesgo elevado a categoría de moderado, por el eventual ingreso a Colombia del Covid-19, los frentes a cubrir son dos: de un lado está el migratorio, que corresponde a la autoridades respectivas para extremar controles al ingreso de turistas o colombianos procedentes de otros países pero que deben contribuir y decir de dónde vienes para ser sometidos a los exámenes de rigor.

De otro lado, está el individual. Es decir, el que nos corresponde a usted y a mi, a nuestros hijos, hermanos, parejas, vecinos, compañeros y demás. Y esa recomendación es tan sencilla que si cada uno de nosotros la aplica juiciosamente no hay porqué temer a un contagio del Covid-19 ni de ningún otro virus por ahora.

Esas recomendaciones son: lavar permanentemente las manos y aislamiento en nuestros hogares en caso de presentar síntomas de gripa para darle los cuidados acostumbrados cuando registramos un resfriado y acudir al médico en caso de que se extienda más allá de lo normal.

Fuente

RCN Radio

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