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Buena parte de la felicidad en Uruguay ha estado de cuenta de las  victorias del fútbol. Allí la música está llena de bucolías y es curioso que una de las noches más felices sea la denominada “Noche de la nostalgia”.

Esta celebración convoca a los amantes de la música antigua la noche del 24 de agosto, en la antesala de la conmemoración del Día de Independencia.

Una convocatoria hecha en 1987 por la emisora CX-32 Radiomundo de Montevideo para bailar música vieja, se ha convertido en una especie de fiesta nacional que este 2019 cumplirá 41 años.

Uno de los momentos más felices para los uruguayos es la época de carnavales que dura 35 días y en el que el tradicional Desfile de Llamadas recorre los barrios, con comparsas y coloridos personajes animados por la música de tambor y el candombe, como testimonio de la presencia negra.

La alegría en la tranquila Montevideo se dispara al ritmo de canciones con letras pegajosas como esta: “Siga el baile, siga el baile en la tierra que nací, la comparsa de los negros al son del tamboril”.

En Uruguay se escucha tango por cuenta de Carlos Gardel, porque hay quienes dan por cerrada la discusión sobre su origen y aseguran sin temor a equivocarse que nació en Tacuarembó.

Y produce una emoción infinita ir a bailar tango al Salón Sudamérica, el Mercado de la Abundancia y al Chiqué o ir al aire libre de milonga en la Plaza Liber Seregni.

Al otro lado del río”, de Jorge Drexler, es una especie de himno de esta república oriental y Alfredo Zitarrosa, con “Si te vas”, es un referente de lo auténticamente local.

El cantante Jaime Roos en su canción “Amor profundo” define el carácter del uruguayo, cuando dice que “en mi alegría se esconde siempre un lagrimón”.

El Festival del Lago encantado reúne a los seguidores de grupos de rock como La Vela puerca y La Trampa, que se han constituido en dos de los más representativos de la escena uruguaya.

Todos estos eventos de la música hacen un ruido singular pero, sin embargo, es La Noche de la Nostalgia la que despierta un mayor interés, hasta el punto que en el año 2004 fue exaltado por el Ministerio de Turismo como un gran atractivo turístico que se promociona a nivel local e internacional.

Esta fiesta surgió mientras en Colombia el entonces presidente Julio César Turbay firmaba el denominado Estatuto de seguridad y el mundo veía asombrado como en 33 días la Iglesia Católica tenía tres papas.

En un país en el que las mayores emociones han estado por cuenta de los goles marcados por los jugadores charrúas en el viejo estadio Centenario, La Noche de la Nostalgia constituye un buen pretexto para ponerle algo de emoción a la casi siempre aburrida cotidianidad, en la que la que lo más emocionante puede ser beber mate y caminar por los 30 kilómetros de La Rambla de Montevideo, bordeando el Río de La Plata.

La nostalgia con la que Mario Benedetti recordaba en su libro Montevideanos “que en los años 40 la mitad de Uruguay vivía en Montevideo”, es un pretexto para recordar la música de finales de los 60 y principios de los 70, cuando se destacan nombres como los de Elvis Presley, The Beatles, Bee Gees y  Jhon Travolta, entre otros.

Nadie sabe cuánto tiempo debe pasar para que se empiece a sentir eso que llaman nostalgia, pero en todo caso en estas celebraciones, como en la vida, estarán siempre las ochenteras canciones de Mikko Mission y David Limey y las noventeras de 2 Unlimited y Technotropic, entre otros.

Una noche inventada por una radio se convirtió en algo tan arraigado en el espíritu uruguayo, que está cargado inevitablemente de nostalgia.

Fuente

RCN Radio

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