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Cuando la primera Vuelta a Colombia terminó el 17 de enero de 1951, Efraín Forero “el indomable Zipa” fue recibido como un héroe en Bogotá y Zipaquirá.

“Francamente indescriptible” y “apoteosis sin límites”, escribía El Tiempo para contar que más de 150 mil personas se habían agolpado en el sector de Muzú y Chusacá, en la actual autopista  Sur, para recibir a Forero y a los otros 30 ciclistas que sobrevivieron al exigente trazado.

Es previsible que 68 años después  el fervor y el entusiasmo sea “francamente indescriptible”, ahora que Egan Bernal regresa a Zipaquirá como campeón del Tour de France.

Es inevitable unir la historia del hombre que ganó la Primera Vuelta con la de Egan, como lo hizo recientemente el periodista español Carlos Arribas en la antesala del final del Tour de France, cuando escribía que “mientras todos pelean por encontrar oxígeno en el aire tan fino, Egan disfruta como cuando sube desde su Zipaquirá, a 2.700 metros por la ruta hacia Pacho, como Efraín Forero, el primer mito del ciclismo colombiano, el indomable Zipa, hacía 70 años”.

En sus primeros años de actividad ciclística Egan tenía como uno de sus héroes del ciclismo a su paisano y ahora, por cuenta de su actuación en tour, esa admiración es mutua.

Imaginé regresar victorioso a mi pueblo, pero el entusiasmo con el que me saludaban, felicitaban y gritaban mi nombre desbordaba todo lo que hasta el momento había pasado al final de las etapas y en el recibimiento en Bogotá”, diría Forero Triviño en el libro “Todo tuvo un comienzo”.

Las autoridades locales decretaron Día Cívico y el campeón fue acompañado desde Bogotá por una nutrida caravana de la que hacían parte varias candidatas al reinado del leonismo y delegaciones de poblaciones cundinamarquesas.

Dos monstruos del ciclismo colombiano oriundos de Zipaquirá se reunirán para el esperado homenaje a Egan, en el que seguramente se recordará lo ocurrido hace 68 años, cuando el “Zipa” Forero regresó a su terruño “bajo una cuadrilla de avionetas, mientras desde las ventanas arrojaban flores al paso del vehículo en el que se desplazaba, antes de llegar a la plaza principal en dónde lo esperaban más de diez mil personas”.

Ese día, más de 300 automóviles lo acompañaron de regreso para recibir lo que la prensa calificaba como “una clamorosa ovación de las gentes” y mientras entraba a la Plaza de Los Comuneros, la banda del municipio interpretaba el himno nacional, que fue entonado por los asistentes, tras lo cual fue ofrecida una copa de champaña en el salón de sesiones del Concejo.

Después la música sonaba en medio de una intensa cohetada, mientras la gente disfrutaba de la ternera a la llanera que habían preparado en su honor.

Ahora que dicen que Egan quiere estar lejos de presiones de políticos y lagartos, cabe recordar que cuando Forero regresó se creó un comité para recaudar los recursos.

Ese enero del 51 se instaló una urna para que los zipaquireños depositaran los billetes, se organizó un baile para recaudar recursos, el municipio donó 5 mil pesos y hasta se rifó un caballo, pero al final el campeón de la Primera Vuelta a Colombia asegura que “le mamaron gallo y que sólo le dieron 720 pesos”.

Después de la euforia del recibimiento y las fiestas de celebración, al final los únicos que le cumplieron fueron los directivos y compañeros de las salinas y de la planta de soda que hicieron colectas y le entregaron mil 200 pesos.

Recuerda que cuando terminó la algarabía, le quedó con un montón de condecoraciones y trofeos, pero poco dinero.

68 años separan la épica del  ganador de la primera Vuelta a Colombia y el momento en que Egan ha escrito su nombre en el Tour de France y Zipaquirá se convirtió de nuevo en el epicentro de una emoción inigualable en la que a golpe de pedal, ha pasado de la historia del “indomable Zipa” a la del “joven maravilla”.

Fuente

RCN Radio

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