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Cuál es el sistema de salud de los presos en Colombia
Se atenderán los llamados casos críticos
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El sistema carcelario en nuestro país se encuentra en 'Unidad de Cuidados Intensos' desde hace décadas y, cada vez, la situación se agrava más sin que se vean soluciones ni siquiera a mediano plazo. No solo hay hacinamiento y violación flagrante de derechos humanos, sino que el cáncer de la corrupción ya hizo metástasis.

Después de la Cárcel de la Catedral, que se construyó bajo las órdenes y deseos del capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria, donde se planearon y perpetraron todo tipo de atrocidades, los penales se convirtieron en caldo de cultivo para forjar profesionales de conciertos para delinquir.

Triste reconocerlo pero fue así. Con los escándalos de La Catedral, Colombia siguió siendo estigmatizada internacionalmente por la fama del mafioso más peligroso del mundo y su empresa de horror y muerte financiada por el narcotráfico y alimentada por la sangre de miles de sus víctimas.

Pero mientras las autoridades perseguían a los carteles de la droga y sus tentáculos, los otros delincuentes, muchos llamado de cuello blanco, incubaban dentro de los reclusorios la corrupción al más alto nivel para vivir aunque fuera parecido, a como lo hicieron en su momento los narcotraficantes.

A las cárceles de distintas ciudades del país fueron a parar “distinguidos” personajes de la vida nacional hallados responsables de múltiples delitos; se crearon para ellos los llamados pabellones de seguridad y hasta se determinó su traslado a regiones lejanas de sus ciudades de origen para frenar la compra de jueces, policías y guardianes.

Luego se sumaron otros delincuentes: los de secuestros exprés, los de delitos cibernéticos, hackers y hasta los estafadores principiantes que con el tiempo adquirieron desde adentro de las cárceles la experiencia suficiente para “mejorar el negocio”.

Nuestras cárceles dejaron de ser, hace muchos años, centros de rehabilitación para convertirse en centros del delito. Y basta con hacer un poco de memoria para afianzar esa afirmación.

Varios delincuentes se han fugado de los penales, algunos por fallas en los controles de seguridad internos y otros por complicidad de las autoridades, como alias Matamba, Aida Merlano, alias Bochica, por nombrar solo algunos de los más nombrados. Y la mayoría de la Penitenciaría Nacional de La Picota, en el sur de Bogotá.

Por esos casos hay guardianes procesados o condenados y muchas investigaciones en curso que involucran superiores y generan debates de control político a ministros en el Congreso de la República, que después de mucho ruido mediático quedan en el olvido.

Los gobiernos cambian y la crisis carcelaria en vez de ser superada o controlada se fortalece, no se ve en el horizonte una fórmula que pueda erradicarla y lo que más temor inspira es que ya se convirtió en una bomba de tiempo que cuando explote generará una reacción en cadena de proporciones incalculables, imposible de contener.

Fuente

RCN Radio

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