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Echarle la culpa a los demás siempre será más fácil que poner la cara

Foto/ Antena 2



Por: Jaime Orlando Pulido

Todo iba bien hasta que el Once Caldas en el minuto 90+4 cobró un tiro de esquina y el atacante Miguel Ángel Nazarit acabó con la tranquilidad del Cortuluá, que hasta ese momento con el empate mantenía su casilla en la categoría A, en detrimento del Bucaramanga que perdía 1-0 ante el América.

Y digo que todo iba bien porque había sido un partido en el que los dos se brindaron durante todo el tiempo y al final el Once aprovechó la presión del rival y le ganó en franca lid. Vinieron las lágrimas de los dirigidos por Néstor Otero y el consuelo de los jugadores del Caldas. Hasta ahí todo normal.

Pero apareció el delantero de Cortuluá, Carlos Ibargüen ante las cámaras de televisión y lanzó una acusación que hizo temblar el Palo grande. “Son unos sinvergüenzas, hacen una campaña horrible durante todo el año por no jugarle a un técnico y vienen a jugarse la vida contra nosotros por 700 millones pero así es esto". (Lea también: Once Caldas se vendió por $700 millones para mandarnos a la B: jugador del Cortuluá)

Y ahí fue Troya. Todo mundo ha salido a dar su opinión, y el jugador no ha vuelto a hablar. Prendió la mecha y se retiró de la hoguera. No dio nombres y ahora está metido en un problema que le puede costar muchos millones de multa y explicaciones en todas partes.

El club blanco por intermedio de su presidente Tulio Mario Castrillón, le ha pedido a la Dimayor que investigue al jugador por las declaraciones y que de no presentar pruebas lo sancione de manera ejemplar, por haber intentado maltratar el buen nombre del Once Caldas.

Por otra parte el cuerpo técnico de investigaciones CTI, de la Fiscalía General de la Nación abrirá una investigación en contra del jugador, en el marco del convenio de integridad del fútbol colombiano, que de no ser comprobadas llevaran al jugador a exponerse a una sanción disciplinaria y a una acción penal por injuria y calumnia.

Por qué será que la mayoría de las personas están acostumbradas a no reconocer sus errores y busca culpables en terceros. En estos días escuche una frase del refranero popular que viene como anillo al dedo, “cuando al obrero le va mal le echa la culpa a la herramienta”.

Sería bueno que Ibargüen se pregunte por qué no le pudieron ganar a Alianza de local y por qué su arquero regaló esa pelota del segundo gol del Caldas. Es muy fácil echarle la culpa a los demás de las ineptitudes propias, se ha vuelto una costumbre echarle la culpa a los demás para salvarse uno, cuando el único culpable de lo que le pasa a uno es uno mismo.

Tamaño lio en que se metió Carlos Ibargüen por andar señalando sin tener pruebas, ahora tendrá que demostrar la veracidad de sus palabras o atenerse a una gran sanción ejemplar y a echarse una pasadita por la Fiscalía para responder por lo que seguramente no tiene pruebas.