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Por primera vez en la historia de la región, colonos, afros e indígenas tendrán un espacio para rescatar sus tradiciones mientras se divierten durante El Primer Día de las actividades recreativas ancestrales que se llevará a cabo este sábado 7 de diciembre, en el Parque Arqueológico e Histórico de Santa María de Belén ubicado en Unguía, Chocó

“Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”.

Los justos, Jorge Luis Borges

Mucho se habla,  y -con justa causa-, de las dificultades materiales por las cuales atraviesan los habitantes del Departamento del Chocó. La carencia de servicios públicos de forma ininterrumpida, o de vías de comunicación en óptimas condiciones, o de un sistema de salud acorde a las necesidades, son deudas históricas, pendientes e innegables en las cuales el Gobierno Nacional ha venido trabajando en los últimos años. Pero, poco se habla de la verdadera riqueza del Chocó: su diversidad cultural, y por supuesto, de los esfuerzos que se adelantan para preservarla.  

Por ello, quisiera dedicar hoy mi columna a uno de los trabajos más importantes en esta región, al noroeste del país, y me refiero, a la labor que los investigadores del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) han venido realizando, desde hace muchos años, en esta zona para preservar la diversidad cultural, y el patrimonio arqueológico. Una labor abnegada y propositiva, entretejida con diversos actores como la institucionalidad local y regional.

Hace seis años, luego de intensas búsquedas, el equipo de ICANH encontró la ciudad Santa María de La Antigua del Darién, la primera fundada por los españoles en tierra firme en América en 1510. Este descubrimiento abrió la puerta para que este Instituto conociera de mejor manera a los pobladores que habitaron y habitan en inmediaciones de esta zona, y ellos a su vez abrieran las puertas de sus territorios. Los lazos se estrecharían aún más con la creación del nuevo Parque Arqueológico e Histórico Santa María de La Antigua del Darién que se inauguró el pasado mes de abril y la celebración del Primer Día de las Danzas de las Culturas del Darién en el mes de julio. 

Los integrantes de los resguardos Embera de Cuti, Eyakera y Tanela, Guna-dule de Arquía, la comunidad afrodescendiente de Marriaga, colonos de Unguía y las comunidades de Tarena y San Francisco han entendido que la diferencia, lejos de ser un problema, se ha convertido en una vía de aprendizaje, una posibilidad permanente de diálogo constante con diferentes saberes, conocimientos, historias  y geografías. Afros, colonos e indígenas han dejado de lado sus diferencias para demostrarle al país la necesidad de construir en medio de la diferencia, y por ello se darán cita de nuevo en este siete de diciembre durante el Primer Día de las actividades recreativas ancestrales organizado por el ICANH, en el Parque Arqueológico e Histórico Santa María de La Antigua del Darién.
“Son diez las modalidades en las que podrán participar los asistentes a este evento, entre las que se destacan el tiro con arco y flecha, tiro con cerbatana, tiro con la lanza con blanco fijo y en movimiento, así como el popular yermis para adultos y jóvenes por equipos mixtos de ocho personas”, señalan los organizadores. 

Estos juegos ancestrales son, innegablemente, un espacio potencial para la interacción comunal sin dejar de lado la identidad individual, construyendo lazos de cooperación para la protección de la cultura material e inmaterial, esa que se transmite por radio bemba de generación en generación, tan propia de muchas de las zonas rurales de Colombia. 

Aplaudo con sinceridad la realización de este evento, este trabajo dedicado sin esperar el reconocimiento de los reflectores, una actitud que nos evoca a “Los justos” de Borges, personas que construyen país, y que muchas veces se quedan en el anonimato.

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