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Es posible que para muchos ciudadanos de mundo, Colombia sea únicamente un país violento o con una cultura mafiosa y narcotraficante, lo mismo que para muchos Ruanda parece resumirse simplemente como un país africano en el que cerca de un millón de tutsis fueron asesinados por sus rivales hutus en un intento de exterminio ocurrido en 1994.

En las guerras globales, los nombres de muchos lugares son mencionados apenas cuando ocurren hechos relacionados con la dolorosa dinámica de la confrontación.

Y entonces Abbottabad en Pakistán es la ciudad en la que fue abatido Osama Bin Laden un 2 de mayo de 2011 y nadie menciona que es un centro importante de turismo en la zona norte de ese país, ni mucho menos que es conocida como "la ciudad de las escuelas".

La ciudad de Tikrit estuvo en la agenda de Los medios del mundo, cuando el dictador iraquí Saddam Hussein fue capturado el 13 de diciembre de 2003 mientras se escondía en un agujero o cuando fue ocupada por fuerzas del grupo  terrorista Estado Islámico, en junio del 2014, pero nadie destaca que esta ciudad es reconocida por la producción de tejidos de lana o que fue un importante centro cultural cristiano, que continúo luego en los primeros siglos de dominio musulmán.

Halabja es el lugar en el que las fuerzas iraquíes masacraron en 1988 a más de cinco mil kurdos con un ataque químico, “un líquido viscoso y maloliente que lo convirtió todo en un infierno”.

Por cuenta de la guerra de Irán e Irak y el ataque con gases mostaza y sarín es difícil que en esta ciudad se pueda hablar de comercios curiosos y sitios singulares, sino que todas las miradas están concentradas en el museo en el que reposan maniquíes que representan a las víctimas, una galería de fotos impresionantes y certificados de defunción para que no queden dudas.

Y así ha ocurrido en la historia de otros conflictos en el mundo entero y en todos los tiempos.

Guta oriental es la ciudad de Siria  en la que se produjo el mayor número de muertos a causa de los ataques aéreos y Srebenica el sitio en donde se produjo la más grande tragedia humanitaria de Europa, durante la sangrienta guerra de Bosnia.

Y es que esa estigmatización está ocurriendo en este instante con varias de las ciudades de Afganistán, a las que solo se mencionan con ocasión de la llegada al poder de los Talibán y la reciente retirada de las tropas de los Estados Unidos.

La ciudad de Qala-i- Naw es mencionada en los titulares porque la entrada allí de los Talibán supuso su primera victoria militar camino a Kabul, mientras que Herat, la tercera ciudad más grande de Afganistán, fue noticia cuando el grupo tomó el control de la oficina del gobernador y el cuartel general de la policía.

Ghazni, ubicada entre Kabul y Kandahar e históricamente reconocida como un importante centro comercial, fue la décima capital ocupada por los Talibán y los titulares hablaban de “largos e intensos combates” que supusieron un duro golpe en la defensa de la capital.

Pero es posible que Kandahar sea una de las ciudades  más estigmatizadas en todo este proceso en el que los Talibán regresaron al poder, luego de  sitiarla durante varias semanas.

La tragedia humanitaria que ha supuesto el asedio a la ciudad que fue centro militar de los Estados Unidos, ha supuesto una dolorosa dinámica que se resume en titulares como  “Kandahar, la capital del asesinato en  Afganistán” o “Los Talibán han masacrado a decenas de civiles”.

Una historia que se repite desde que la segunda ciudad Afgana fue ocupada por tropas británicas durante la guerra anglo-afgana a mediados de 1800, las presencias de la Unión Soviética y de Estados Unidos y recientemente el control ejercido por los Talibán, que gobernaron Afganistán desde 1996 a 2001 y que en 2007 ejecutaron 140 atentados que provocaron la muerte de más de seis mil personas.

Kandahar se puso en la agenda global cuando en el año 1994 empezó a hablarse de los orígenes de los Talibán y entonces occidente  empezó a escuchar expresiones como Madraza, que designa a las escuelas islámicas que imparten enseñanzas religiosas; Ulema, que significa erudito islámico o Burkha, que es la prenda que cubre el cuerpo de las mujeres afganas.

Se habla de las batallas de Kandahar, pero se ha invisibilizado para siempre la historia de una ciudad magnífica habitada desde al año 500 antes de Cristo.

El corresponsal de guerra Ahmed Rashid describió en su libro “Los Talibán”, “que los kandaharis siempre han sido grandes  mercaderes, pues la ciudad está situada en la intersección de antiguas rutas comerciales”, tras lo cual remarca que “era el principal cruce de caminos para la difusión del  comercio, las artes y los oficios entre Irán y la India, y sus numerosos bazares han sido famosos durante siglos”.

El periodo oscuro de una nueva presencia Talibán hace que nadie recuerde que Kandahar es un oasis en medio del desierto y que antes de la guerra su fama obedecía a la calidad de las plantaciones de frutas.

En medio de la incertidumbre de lo que le espera a esta generación de jóvenes, especialmente las mujeres, probablemente nadie recuerde que en algún momento de la historia “los reyes de Kabul hicieron una concesión a la ciudad desde la que reinaban y eximieron a los kandaharis de aportar hombres al ejército”.

Hoy la historia de estas ciudades  ha cambiado, ojalá que no sea para siempre.

Fuente

RCN Radio

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