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El escritor español Manuel Vilas califica este momento que estamos pasando como “la televida”, un mal remedio para enfrentar la realidad que estamos viviendo y que se atreve a calificar como “una vida degradada”.

Este tiempo en el que todos los actos de la naturaleza del hombre están mediados por una pantalla o por un artefacto, son para Vilas un mal arreglo, un remedio que ojalá sea transitorio, ante la perspectiva que la vida es ver a los demás y que “uno existe porque alguien lo ve”.

Vilas, quien fuera finalista del Premio Planeta con su novela Alegría, reitera que aunque no poder relacionarse físicamente es una gran pérdida en estos momentos de incertidumbre, también ha enseñado que los libros, la literatura, la cultura en general son un auxilio muy grande.

El escritor insiste que ahora que está a prueba la condición humana, es indispensable entender que “un libro es un gran amigo y que nos recuerda que la vida es pasión, belleza, confianza y amor”.

Y entonces los textos en esta coyuntura hablan de una gran fe por la vida  y la palabra nos da la confianza para recuperar la esperanza perdida. “Necesitamos confiar en la vida, pues nos han quitado  los besos, los abrazos, las relaciones familiares y personales, que podemos volver a encontrar en la literatura”, insiste Vilas.

En estos tiempos de pandemia, la ciencia ficción parece haberse quedado corta frente al vigor de los hechos, las historias de viaje han cambiado y se volvieron más cercanas y lo sencillo y cotidiano ha recobrado un valor particular, tal como lo han señalado varios escritores que conversaron con el programa Al Fin de Semana.

La escritora española de ciencia ficción Elia Barceló dice que estos tiempos han revitalizado el interés sobre temas que no están necesariamente atados a la pandemia, como la genética, la robótica y la inteligencia artificial, entre otros.

 “Mucha gente piensa que son tonterías que imaginan los escritores, pero que son muy reales con las que nos  vamos a enfrentar muy próximamente y claro que todos debemos tener una opinión sobre el tema”, reitera Barceló, al hablar de las decisiones que los seres humanos debemos adoptar de cara al futuro.

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[AUDIO] La palabra en tiempos de la "televida", columna de Indalecio Castellanos.

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Dice que alguna ironía que toca mirar con ánimo lo que está pasando, pues según asegura, que para “la mayor parte de la gente que lee y escribe ciencia ficción nada de lo que ocurre ahora es sorprendente, pues nos imaginábamos cosas peores, mucho más fuertes, más intensas y terribles”.

Y no es ciencia ficción como “vamos a plantearnos la construcción de las inteligencias artificiales, sus reglas de comportamiento y hasta  sus limitaciones”, explica la autora de libros como “La noche de plata” y  “El eco de la piel”.

Por otra parte, el formidable cronista estadounidense Jhon Lee Anderson sabe que el tono de las historias cambiará pues “el mundo está en el limbo, en suspenso debido a la pandemia y no sabemos cuándo podremos salir todos de nuevo para  potenciar esa condición natural de nómada”.

Lee Anderson asegura que la crónica de viajes siempre ha sido una incursión  en el mundo de la imaginación y de lo imposible, pero que en este momento, desde casa, se está construyendo una narrativa “de lo que no se ha podido hacer todavía”.

Este autor de libros sobre la vida del Ché Guevara, los Talibanes y La caída de Bagdad, dice que la literatura nos trae un mundo en el mejor de los sentidos y en esta coyuntura ha sido el acompañante perfecto.

“Uno viaja con el autor a lugares inverosímiles o remotos y nos da la posibilidad de sentirnos rodeados y acompañados de gente en lugares muy distintos para darnos cuenta que somos seres afines al fin y al cabo”, resume el  cronista.

Así como Vilas asegura que estamos en tiempos de televida, Lee Anderson expresa que actualmente el zoom virtual lo abarca todo y  que este es “un mundo un poco nuevo que espera no sea permanente”.

Reitera que nunca se podrá prescindir de un mundo físico y cree que cuando se pueda viajar de nuevo, “también se podrá  hacerlo en  nuestros imaginarios y en nuestra memoria y así la crónica viajera seguirá”.

Finaliza diciendo que en estos tiempos de confinamiento la mente tiene que viajar, aunque el cuerpo no lo haga y que la naturaleza del hombre hará que siempre busque los recursos para hacerlo.

Entre tanto, la escritora española Rosa Montero expresa que una de las enseñanzas de la pandemia es que no hace falta andar viajando todo el rato, “contaminando el planeta de una manera feroz".

Asegura que este trauma brutal y planetario ha dejado como enseñanza la fragilidad de los seres humanos que, asegura, “no controlamos absolutamente nada”.

Pero habla de la capacidad de adaptación que ha caracterizado al hombre  y lo ha hecho tan exitoso como especie, “hasta  convertirlo en un virus en el planeta”.

Y sobre el carácter de la palabra en estos tiempos, Montero asegura que  es inevitable que el dolor y la congoja que agobia el mundo se vea reflejado en la literatura y que la lectura es como un talismán que protege contra todos  los agobios.

No controlamos nada de lo que sucede, pero si controlamos lo que contamos y por eso contar la realidad de otra manera te puede salvar”, dice la escritora que califica la novela como “sueños que se sueñan con los ojos abiertos” y una especie de “autorización a la esquizofrenia”.

Así como Montero insiste en que la vida entera es un misterio y un caos incomprensible en muchos sentidos, el también escritor español Juan José Millás, hace una exaltación de lo sencillo y cotidiano, como una manera poderosa de interpretar estos tiempos.

“Me parece que lo normal es muy misterioso y que la vida normal es muy rara y por eso procuro acercarme a esos sucesos que parecen pequeños y banales para iluminarlos con el foco del misterio”, reitera Millás, autor de libros como “Dos mujeres en Praga” y “Que nadie duerma”.

 Y como para ejemplificar lo que pasa en este momento a nivel global, Millás señala que “para ver lo misterioso no hay que irse muy lejos,  está acá en nuestra cocina, en nuestro baño, en nuestra cama”.

Y recomienda tener los sentidos despiertos y  una  postura de extrañeza frente a la realidad, entendiendo que “lo banal e inadvertido es importante y que hay cosas misteriosas aún en escenarios domésticos y cotidianos”.

Con todo este contexto, es posible que ahora se hable de una literatura pandémica y una saga de libros que se escribirán cuando todo se decante, cuando todo termine… si es que termina.

Fuente

RCN Radio

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