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Tristeza y rabia es lo que se siente al viajar por la 'Ruta del Sol', uno de los proyectos de ingeniería vial más hermosos y útiles para la economía colombiana por la facilidad para transportar carga desde y hacia los puertos del Caribe nacional, pero también por el impulso al turismo y el desarrollo social.

Con ese concepto fue trazada la obra hace más de 30 años y la intención era hacer una vía en doble calzada, que permitiera reducir el tiempo de desplazamiento a máximo 18 horas para, entre otras cosas, facilitar la competitividad.

Pero la 'Ruta del Sol' tuvo muchos obstáculos desde siempre. En 1997 que se dio vía libre al proyecto, el concesionario del Magdalena Medio (Commsa), conformado por doce empresas, terminaron por demandar al Estado y no construyeron ni un solo kilómetro de la vía.

12 años después estalló el escándalo de la firma brasileña Odebrecht, sobre el pago de comisiones en el sector 2 y, desde 2009 hasta hoy, lo que ya estaba construido entró en franco deterioro por falta de mantenimiento y los tramos que estaban proyectados simplemente no se iniciaron.

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El proyecto total se definió entre tres sectores con una extensión total de 1.071 kilómetros entre Bogotá y Santa Marta, en un recorrido estimado para 18 horas. 

La troncal se dividió en tres sectores para su construcción y operación:

  • Ruta del Sol - Sector 1: Villeta – Guaduero – Korán. Longitud: 78.3 km. 

  • Ruta del Sol - Sector 2: Korán – San Roque. Longitud: 510 km. Forma parte de la Ruta Nacional 45 o Troncal del Magdalena.

  • Ruta del Sol - Sector 3: Dividido en dos vías: 1) San Roque – Y de Ciénaga. Longitud: 223 km. Forma parte de la Ruta Nacional 45 o Troncal del Magdalena. 2) Conexión El Carmen de Bolívar – Valledupar. Longitud: 242 km.

Pero por el escándalo judicial y los sobornos, los incumplimientos de los consorcios, los problemas con la compra de predios, las demandas por afectaciones medioambientales y todo lo demás que rodea la historia de la Ruta del Sol, lo cierto es que transitarla por estos días es un verdadero calvario.

Hicimos el ejercicio con mi familia, conscientes de que aunque no íbamos a encontrar una vía tan buena y segura como la habíamos recorrido en enero del 2015 y enero del 2017; queríamos creer que los tramos abandonados y/o  sin empezar que encontramos en enero del 2019 seguramente estarían ya terminados o por lo menos adelantados.

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Pero lo que encontramos fueron largos trayectos llenos de “cráteres” profundos y diámetros que en muchos de los casos alcanzaban hasta la mitad o más de las doble calzadas; tramos que aunque la señalización decía que se podía avanzar a 100 kilómetros por hora la realidad no permitía ir a más de 60 pues, de lo contrario, se corría el riesgo de que se estallara una llanta, se golpeara la carrocería por debajo o incluso se llegaran a volcar los vehículos.

En otros tramos, cuando terminaba la doble calzada y había que retomar la de doble sentido la carretera se volvía un reducidísimo cuello de botella, que causaba largas filas de pesadas tractomulas, camiones de ganado en pie, furgones con productos refrigerados, buses interdepartamentales de dos pisos llenos de pasajeros y vehiculos particulares, que como en nuestro caso ibamos en plan vacaciones con toda la familia, incluidos bebé y mascota.

A pleno sol y sin saber qué estaba ocurriendo más adelante, en otros momentos las interminables filas de vehículos se veían rodeados de vendedores de agua, energizantes, refrescos, helados, tinto, frutas y hasta cargadores de celulares.

No podía ser un accidente pues era difícil para los vendedores informales saber dónde y en qué momento ocurriría. No, la fila la causaba un peaje (en realidad fueron dos) también en vía de doble sentido en el que una sola joven debía atender cada automotor, recibir el dinero, verificar las vueltas, imprimir el recibo y operar la baranda que permite al vehículo en turno reiniciar la marcha. ¡Increíble!

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Y así, las 18 horas se volvieron 36 especialmente para los vehículos particulares en plan de vacaciones, que descontando las paradas para tanquear, almorzar, refrescarse y dormir (nosotros lo hicimos en Aguachica): estamos hablando de 26 horas entre Bogotá y Santa Marta por la 'Ruta del Sol'.

Conversando con otros usuarios de la vía, nos enteramos que la situación se ha venido haciendo más crítica desde comienzos de 2022. Por esa razón, en diciembre último se firmó un acta que permitirá el inicio de la nueva concesión 5G Troncal Magdalena 1, entre Puerto Salgar y Barrancabermeja.

Se estima un costo de 3.8 billones de pesos, una etapa pre operativa de doce meses y un tiempo de construcción estimado de 47 meses que, si todo marcha bien, estaría comenzando en el año 2024, aunque pudimos evidenciar en nuestro recorrido que ya algunos frentes de obra están abiertos y avanzando en algunos tramos con maquinaria amarilla y operarios trabajando.

También hay otros proyectos complementarios listos para iniciar y que contempla la rehabilitación de los tramos deteriorados, pero todos forman parte de las ahora llamadas vías y concesiones 5G que -ojalá- no tengan historias tan funestas y vergonzosas como la tuvieron las obras de la soñada imponente Ruta del Sol/Troncal del Magdalena Medio.

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Fuente

RCN Radio

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