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Una familia residente en Cotopaxi (Ecuador) decidió emprender un viaje para conocer el hermoso monumento religioso de Las Lajas, en Nariño, pero todo terminó en un suplicio que se ha extendido por casi ocho meses.

Perderse entraña una gran incertidumbre y empezar la ruta de una búsqueda siempre será difícil, pues las familias se estrellan contra un entramado incomprensible de requisitos, de legalidades, de indiferencia.

Pero todo es más difícil, cuando te pierdes en otro país, en una tierra extraña, que es lo que ha ocurrido con el caso de don Segundo Luis Sinchiguano Toapanta, de 78 años de edad, desaparecido desde el pasado 11 de abril de este año.

Wilson es uno de los hijos de don Segundo Luis y cuenta que en la antesala de la pasada Semana Santa su familia se propuso desplazarse por unas siete horas desde la provincia de Cotopaxi, en el centro de Ecuador, hasta la ciudad de Ipiales, con la ilusión de conocer el imponente santuario y pasar los días santos en territorio colombiano.

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“Ese lunes de Semana Santa mi familia emprendió viaje hacia Colombia, hicieron una parada para alimentarse en Ipiales y cuando regresaban al garaje en dónde estaba el vehículo, inexplicablemente se perdió el rastro de mi padre”, explicó Wilson en diálogo con el programa La Noche de la libertad.

Relata que nunca se percataron que don Segundo Luis iba atrás y al descuidarse lamentablemente perdieron el rastro del adulto mayor y hasta hoy no hay ninguna información sobre su suerte y su paradero.

Todo se complicó para la familia Sinchiguano y la tarde cayó ese lunes de Semana Santa sin saber qué rumbo tomar en esa tierra desconocida, ni a que autoridad recurrir, ni a quien pedir ayuda.

Al día siguiente las autoridades les notificaron que debían esperar 72 horas para formalizar su condición de desaparecido y cuando ese tiempo se cumplió ya era Jueves Santos y entonces la fiscalía y las autoridades de investigación estaban de vacaciones y todo se complicó irremediablemente.

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Para completar el complejo panorama, ningún establecimiento comercial quiso suministrarle las imágenes de sus cámaras de seguridad para determinar si había pasado por alguno de esos lugares.

Es bastante penoso lo que ha pasado con mi papito, pero estamos en pie de lucha para seguir buscándolo y apelar a la gente de buen corazón de Ipiales y Nariño que nos quiera ayudar para saber qué ha pasado con él”, reitera Wilson.

Esta familia ecuatoriana ha redoblado sus esfuerzos para continuar la búsqueda y en cuanto están en Colombia le siguen preguntando a la gente, siguen pegando volantes y viajando a los pueblos aledaños, a veces arriesgando su integridad, para intentar tener un indicio de lo ocurrido con don Segundo Luis.

Durante todo este tiempo de ausencia la familia ha viajado hasta donde le dicen que vieron a su padre y ha tenido que sortear acciones malintencionadas de gente que escribe y hace llamadas pidiendo dinero para dar información, que en su mayoría es falsa.

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El día de su desaparición en Ipiales, el señor Sinchiguano Toapanta vestía chaqueta beige, pantalón de tela color plomo oscuro y una gorra azul oscura. Como señal particular, dice su hijo Wilson, el abuelo solo tienen algunos dientes en la parte inferior.

A través de la Fundación Desaparecidos Colombia- Huellas de Cristal, que dirige Rossy Roa, se está canalizando la información que permita establecer la suerte y el paradero del ciudadano ecuatoriano, mientras su familia espera noticias sobre lo que pudo ocurrir el pasado mes de abril.

Su esposa, Ester, pidió la ayuda de los colombianos en este caso y dijo que confía que “en algún momento que le vean o sepan en donde está, informen a las autoridades de inmediato”, confiando en que pueda regresar.

“Seguimos andando, pero ya no sabemos por dónde buscarlo”, terminó diciendo doña Ester.

 

 

Fuente

RCN Radio

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