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Eudoro Merchán ha nacido para la vida eterna”, se lee en el aviso fúnebre que anuncia las exequias del hombre sencillo que dedicó la vida a componer más de 300 canciones de tono popular y aguardientero y cuyos restos descansan desde esta semana en el Cementerio del Sur de Bogotá, ubicado en el sector de Matatatigres.

Agobiado por distintos males, Merchán estuvo postrado sus últimos días y su final ejemplifica esa dura realidad de quien muere triste y olvidado.

El periodista Hernán Forero López acudió el pasado primero de marzo al llamado de María Teresa Patiño, la compañera de Eudoro durante los últimos 30 años, y en su lecho de enfermo realizó una última entrevista en la que rememoró la historia de sus canciones más conocidas, cantó para la cámara y habló de sus mejores momentos.

Sus canciones han sido tocadas en bazares, en fiestas de pueblo, en emisoras que muelen música campesina y cuentan historias sencillas e ingenuas de amores imposibles, de nostalgias infinitas, amistades del corazón, fiestas, parrandas campesinas y las tristezas que produce ese último destino que nos recuerda la fragilidad de la naturaleza del hombre.

Eudoro tuvo fuerza para cantar su canción “Tumba sin dolientes”, que compuso cuando alguna vez visitó la última morada de un amigo y descubrió que “ “lo habían dejado abandonado”.

Ay qué tristeza me dio al ver la tumba

en dónde quedó el amor que tanto amaba,

de ver las flores marchitas por el sol

y las coronas toditas destrozadas.

Las canciones de Eudoro tienen que acompañarse de aguardiente y cada vez que se rasga la guitarra y el requinto, es como si inevitablemente apareciera un petaco de cerveza.

Sufrir Para gozar” es una de sus canciones de tono festivo que empieza diciendo: “Llegaron las fiestas para parrandear y este ritmo alegre para todos gozar”.

Con letras sencillas, un poco ingenuas pero cargadas de nostalgias, las letras de Merchán dicen que “hoy me acuerdo de mi juventud y quisiera ponerme a llorar, y acordarme de aquellos tiempos tan buenos que no volverán”.

En su última entrevista dijo sentirse “conforme de que mucha gente conociera su estilo y su música”  y recordó los títulos de algunas de las canciones más reconocidas como Busquemos la paz, Tiempos que no volverán, Flores marchitas, Consejo amigo y Los dos inseparables.

Es posible que para la generalidad de los colombianos, para quienes disfrutan de otras músicas pretendidamente populares, sea desconocido este hombre que compuso para lo que podría llamarse “el pueblo pueblo”.

“Lo que más admira la gente es que compongo realidades, una realidad completa con música”, le dijo Eudoro a la Casa Musical El Cantautor, en entrevista publicada en Youtube en el año 2011 y en la que anunciaba que sus cd valían 15 mil, “pero se podía hacer una rebajita”.

Su muerte pudo pasar inadvertida si no es porque el periodista Jhon Cerón me recordó que yo había mencionado a Merchán en una crónica sobre el ciclista Rafael Antonio Niño.

Y entonces vino a la memoria que en la década de los 70 una de sus canciones fue una de las más reproducidas por las emisoras de música popular del país.

En ritmo de merengue e interpretada por Luis Lorenzo Peña, la canción celebraba el momento que “el Niño de Cucaita” ganó en 1970 la Vuelta a la Juventud  y la Vuelta a Colombia, hazaña que nadie ha podido repetir.

“Rafael Antonio Niño fue el mejor ciclista ahora, porque en su primera vuelta nos ha dejado una historia”, empieza la canción acompañada de requinto y de sonidos que dan la sensación de la largada de una carrera ciclística.

Durante las fiestas populares de Cucaita y de muchos de los pueblos de Boyacá, por los altoparlantes ubicados en las plazas principales sonaba monotemático este son campesino que insistía en que el campeón “recorrió por muchas tierras en su caballo de acero y siempre en las competencias bregaba a ser el primero”.

Arriba Boyacá”, grita entusiasmado Peña, mientras la canción insiste en que “ahora si a los campeones les resultó su dominio, porque les quedó muy grande Rafael  Antonio Niño”.

La canción de Eudoro fue en su momento tan conocida como La cuchilla, Te voy a olvidar, Ojitos verdes o Voy a tirarme a los vicios y su intérprete compartió el estrellado de la música popular  con Las hermanitas Calle, Higuita y Garavito, Evelina y Margarita, Las Gaviotas, Las Palomas, Las Alondras, Las Mirlas y Rómulo Caicedo, entre otros.

Queda como un recuerdo eterno la canción que el desaparecido Eudoro Merchán le cantó a Rafael Antonio Niño, a los amores imposibles y a la parranda y entre quienes conocieron su música en el aire queda la frase de una de sus canciones: “Cuando uno se muere otro es que se goza con lo que les deja aquel que se va”.

Fuente

RCN Radio

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