Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Un caballero muy poderoso, de un reino muy lejano, tenía por obsesión la búsqueda de un heredero del trono, que le asegurara la supervivencia de su estirpe. Esa obsesión residía en una razón sencilla pero contundente: solo había logrado traer al mundo trece hijas, con tres mujeres, a pesar de las supersticiones y los ensalmos que se vertían a su alrededor para que por fin llegara el varón que tanto anhelaba.

Como se esperaba, y luego de mucho tiempo, el ansiado crío llegó a este mundo y de inmediato la alegría colmó todas las expectativas. El heredero era hermoso y perfecto; crecería rodeado de mimos, de zalamerías y bondades, de tal modo que tuviera todo a su favor para engendrar su propio retoño, guardián de la heredad. Todo permitía avizorar que habría larga vida para el apellido.

Al joven, al fin, le encontraron la novia ideal, Flor de Lis, la más bella y recatada del reino, convertida entonces en la compañera de vida, el dechado de virtudes necesarias para un cuento de hadas. Hechos los arreglos para que ella fuera la esposa del heredero, restaba proceder a la realización de la boda. Un mero trámite en medio de tantas minucias mundanas.

Sin embargo, el joven, bautizado como Timbre de Gloria, decidió hacer una consulta a un asesor de palacio que cambiaría su vida para siempre, que produciría un viraje en el destino de muchos sobre la Tierra. Su maestro se llamaba Reinaldo, y era un sabio asesor del elegido, el que le aconsejaba, le señalaba el camino.

Timbre de Gloria procedió, en consecuencia, a preguntarle a su maestro Reinaldo qué opinaba de su novia, Flor de Lis, la elegida para prolongar por los tiempos la estirpe del magnate. El maestro escuchó con atención al joven, y lleno de aparente sabiduría, de conocimiento, como poseedor de un secreto, le respondió:

--Hermosa como el sol es tu prometida, amigo mío. Rica-hembra más celebrada no conozco; pero...

--¿Pero qué, maestro?

--¡Pero!...--volvió a decir el licenciado.

Lo que sobrevino después es una trama extraordinaria. Ese famoso "pero" cambió todo. El joven enloqueció, se imaginó todo, lo mejor, pero especialmente lo peor, y desistió de la boda. El famoso "pero" lo puso a dudar; ya no todo era prístino, cristalino y puro alrededor de Flor de Lis. Ya no se podía casar con ella: a pesar de que nunca supo cuál era el "pero".

Condenado por su padre al extrañamiento, el joven terminó enloquecido en los sótanos de palacio, hecho un manojo de suciedad y desperdicio, como una piltrafa, abandonado, inservible. Allí pasaría el último de sus días, estupefacto, atormentado y descreído, convertido en la nada.

Reinaldo, el maestro, por su parte, trató de sobrevivir en medio de las nuevas circunstancias, hasta que a su mente llegó, como del más allá, la frase de la tragedia: "¿pero qué, maestro?". Enloquecido por el cargo de conciencia, vagó por el mundo durante décadas y décadas, triste y solitario, sufriente y adolorido. Ya convertido en un anciano abandonado, llegó a un convento en donde habría de ser recibido por las monjas que lo cobijaron y asistieron.

Una de ellas lo recibió de manera particular. Era Flor de Lis, ahora convertida en una monja sabia y venerable.

"Mide ahora las consecuencias de tu falta. Quitaste una honra; echaste sobre un hombre inocente la maldición de su padre; extinguiste una raza; arrojaste dos almas al infierno; privaste a la tierra de infinitos bienes y al Cielo de infinitos santos; impediste la salvación de millones de almas, el reinado y la glorificación de Dios; te interpusiste entre Él y sus criaturas. Esto hiciste, licenciado Reinaldo".

Este extraordinario relato sobre el poder de una calumnia fue escrito en 1898 por el gran Tomás Carrasquilla, nacido en Santo Domingo, Antioquia. El nombre del breve relato es "Anima sola" y es una de los más excelsos cuentos que se hayan escrito en lengua castellana. Cómo se puede destruir una vida; cómo se puede acabar una estirpe. En nuestros días, cómo se puede echar por la borda una existencia o una carrera. El poder de la palabra, el poder de la calumnia.

Tan vigente hoy como siempre.

Fuente

RCN RADIO

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.