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“El libro del duelo” de Ricardo Silva reconoce la dignidad de un hombre que fue capaz de bajarse de la vida, cerrar para siempre todos los capítulos y dedicarse  a buscar justicia en el caso de su hijo, un cabo del Ejército asesinado por negarse a ejecutar falsos positivos.

En estos tiempos en los que se habla con insistencia de los falsos positivos y de los reconocimientos de culpabilidad de los militares ante la JEP, resulta curioso y hasta conmovedor que se hable de la lucha de don Raúl Carvajal, quien se dedicó en los últimos 15 años de su vida a pedir justicia por la muerte de su hijo, precisamente por negarse a ejecutar este tipo de prácticas sistemáticas.

Don Raúl no aguantó la indolencia de una sociedad “desdoblada que sabe que hay una guerra por allá y sigue funcionando indiferente como si nada”, tal como lo señala el escritor Silva, y se instaló hasta el final de sus días en su viejo camión para contarle la historia de su hijo a los periodistas, a los transeúntes, a los responsables y hasta los indiferentes.

Sintiendo que no había arado en el viento murió un 12 de junio de 2021 diagnosticado de Covid 19, tras  resistirse a abandonar el viejo camión que estacionó en la intersección de la calle13 con carrera séptima, en pleno centro de Bogotá,  y desde donde habló de lo orgulloso que se sentía “e mono” de su ejército, de cómo él caminaba feliz con su uniforme y al final ese amor no fue correspondido por el dolor causado.

Para el cabo primero del Ejército Nacional Raúl Antonio Carvajal Londoño negarse a los falsos positivos fue al parecer su sentencia de muerte y como relata  Ricardo Silva en “El libro del duelo”, “lo fueron arrinconando y finalmente le costó la vida ser leal a su uniforme”, dice.

Y esta historia deja lecciones profundas y es que el amor por los hijos va más allá de la muerte y de la inutilidad de entregar la vida por instituciones que no han reconocido las circunstancias en que se produjo la muerte del “mono”.

En diálogo con el programa Al Fin de semana el escritor Silva recalcó que buena parte de los problemas de la sociedad después de tantos años de guerra es la dificultad de escuchar y ver la guerra.

“Hemos progresado, vivido, transformado nuestras ciudades mientras sigue sucediendo la guerra y esa convivencia hace difícil notar lo que sucede, escuchar los testimonios y por eso es tan importante la historia de Don Raúl, que se dio cuenta que todo el asunto es lograr que la gente se detenga a escuchar “, expresa el periodista y escritor al justificar la escritura de su libro.

Y deja una sentencia poderosa: “Ese es el principio del duelo, que la gente sepa del dolor, que asuma y comparta el dolor es el legado de don Raúl Carvajal”, sentencia.

A pesar del ruido y del frenesí con el que la gente camina por la vida, era inevitable escuchar el relato adolorido de un padre que decidió suspender todas sus actividades para dedicarse únicamente a exaltar la memoria de su hijo y reclamar justicia.

Silva recrea un día de don Raúl en esa esquina en donde libró su lucha solitaria, en donde mantuvo vivo el recuerdo de su hijo en medio de la indolencia y la indiferencia de la sociedad, en donde decidió parar para siempre para contar su historia.

“Una cosa es tener cicatrices en vez de hacer duelos y él se negó  rotundamente a hacer eso y por  se quedó para siempre en una esquina para contarle al mundo que le partieron el corazón con lo que le hicieron a su hijo”, señala Silva.

Agrega que le llamó la atención la decisión de don Raúl “de llevarse para su camión la mesa de noche matrimonial, para tener cerca siempre a su esposa”. Lo describe como un hombre que leía muchos libros de historia, su manía de hacer cuentas en la cabeza, porque tenía una memoria muy rápida, su gusto por la música de Los Visconti, su pulcritud, su gusto por el buen vestir y esa vocación de narrador.

 “Se dio cuenta que justicia es narrar, dar los detalles, convencer a una audiencia y esa puesta en escena que hacía todos los días en esa equina es un detalle fundamental”, recuerda el escritor.

“Siempre seguimos de largo y don Raúl fue capaz de hacernos detener para contar su historia”, dice Ricardo Silva al describir el valor de un hombre que murió reivindicando la memoria de su hijo.  

 

 

Fuente

Rcn Radio

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