Séptimo Balón de Oro de Messi, el segundo de la historia
Tengo la corazonada, algo me dice que Messi lo volverá a ganar y que Lewandowski no se quedará sin su Balón de Oro.

El año pasado escribí una columna sobre Lionel Messi y su crítica relación con el Barcelona. La finalicé usando una expresión del periodismo digital en boga: noticia en desarrollo… Veo que ésta es la oportunidad para, justamente, darle desarrollo a esa noticia, que en realidad era un novelón, un patético drama de suspenso con final incierto.
En ese entonces, hace poco más de un año, cerré el escrito así:
“No sé ustedes: yo confío en seguir viendo el arte de su fútbol, sus asistencias, su técnica, su gambeta, su velocidad con el balón pegado al pie, sus tiros libres, sus goles, su sencillez pese a su grandeza. Todo esto al servicio de la casa que lo acogió en la niñez cuando había sido rechazado por equipos de su propio país, Argentina, por su aparente fragilidad y baja estatura y por sus “problemas de crecimiento”. Un enano gigante. Que lo que el dios del fútbol une que no lo separe el hombre; al menos por ahora. Ha comenzado la temporada de la Liga de España y tal vez el último capítulo y la conclusión de este novelón. Ya sabremos si son una pareja indisoluble. Ahí nos queda el suspenso. Todas las miradas están puestas en esta interminable historia de amor y odio. Como dice la prensa digital, noticia en desarrollo...”.
Ahora ya sabemos el final de esta historia, al menos de momento. El colofón de esta novela de no ficción es que Messi dejó el Barcelona –no eran una pareja indisoluble-, que pasó a jugar al PSG y que ganó su séptimo Balón de Oro. “O Rei Pelé”, por antonomasia el más grande futbolista de la historia, felicitó en un trino al argentino y le pareció que era justo y merecido el premio, pese a la crítica de algunos plebeyos. Tras “o Rei”, y por encima de todos los demás, creo que Messi, y no sólo por sus siete balones de oro, ocupa honrosamente el segundo lugar en el escalafón del mejor de todos los tiempos. No es cierto que después del primero todos sean perdedores. Ya algunos quisieran, entre éstos varios de los que han criticado el galardón de la Revista France Football, estar siquiera entre los cien primeros de la historia.
Sin duda, éste no fue el mejor año de Messi, aunque tampoco fue malo: ganó la Copa del Rey con el Barcelona y la Copa América con la selección argentina. Anotó 41 goles y urdió 17 asistencias, unas cifras muy superiores a las de la gran mayoría de jugadores del mundo. En el reglamento de la revista francesa para la elección del ganador del Balón de Oro, a partir de la votación democrática de 180 periodistas del mundo, se tienen en cuenta estos criterios fundamentales: resultados obtenidos de manera individual y colectiva durante el año en consideración, la clase del jugador (talento+juego limpio), la trayectoria de su carrera profesional y su personalidad y carisma. ¿Con estos números y estos criterios le cabe duda a alguien de que Messi merecía el Balón de Oro?
A fuer de repetirme, “con Messi yo sólo tengo agradecimiento y admiración, así como la deberían tener todos los hinchas del buen fútbol sin importar camisetas ni nacionalidades”, dije en aquella columna y lo repito en ésta. Sin embargo, no se puede negar que su gran rival este año era el goleador del Bayern Múnich, Robert Lewandowski, quien también lo merecía. Aparte de goleador, el polaco es un jugador muy talentoso, técnico e inteligente. Si lo hubiera ganado también habría sido merecido. Fue un cabeza a cabeza, un foto finish que se resolvió a favor de “la Pulga”. Si hubiese habido Balón de Oro en el 2020, en pleno auge de la maldita pandemia, seguro lo habría ganado el polaco. Pero esto no es culpa del argentino. Otra opción pudo haber sido entregar el premio ex aequo, como sucede en algunos concursos y eventos. Pero tampoco pudo ser. Con todo, dichosos nosotros que hemos tenido la suerte de poder ver y admirar a genios de esta dimensión, de esta magnitud futbolística y deportiva. Mientras existan futbolistas de la talla de Leo y Robert el fútbol estará a salvo de mezquinos, mediocres y envidiosos. Tengo la corazonada, algo me dice que Messi lo volverá a ganar y que Lewandowski no se quedará sin su Balón de Oro.
Noticia en desarrollo…
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