Y si se cae Internet
Cuesta saber cómo era la vida antes de Internet, pero produce incertidumbre imaginar que ocurriría si colapsa.
Que la red de redes falle y el mundo se quede sin Internet no es un escenario apocalíptico inventado, sino que es una posibilidad latente de estos tiempos en los que, por ejemplo, una tormenta solar puede provocar que la interconectividad se venga abajo y el mundo viva inevitablemente oleadas de pánico.
La escritora española Esther Paniagua, autora del Libro “Error 404”, se pregunta qué tan preparados estamos para “un gran apagón de la red de redes; el caos que ello podría desatar y lo dependientes que somos de la tecnología”.
“Es difícil imaginar que ello ocurra, entendiendo que los seres humanos somos muy dependientes de la conectividad, especialmente en el mundo occidentalizado”, le dijo Paniagua al programa Al Fin de Semana, a propósito de su presencia en varios de los conversatorios de Hay Festival.
Al hablar de esa dependencia recientemente adquirida, si se tiene en cuenta que internet es un invento reciente, Paniagua dice que “nos cuesta pensar como era la vida antes y hasta reflexionar sobre las cosas que hemos perdido al nacer internet y que ya ni siquiera recordamos”.
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Esta experta en ciencia, tecnología y ciberseguridad que escribe para Infolibre y Muy Interesante asegura que su intención al escribir este libro no es apelar a la añoranza, sino “recalcar lo dependientes que somos de la conectividad y hacer una llamada a la acción para cambiar ciertos hábitos y sumar sistemas de gobernanza que nos están dando para que las cosas funcionen mejor y no correr tantos riesgos si hay una desconexión”.
Y no es una suposición o una mera advertencia, sino que investigaciones de expertos advierten que el riesgo es latente en la medida en que cada 100 años se puede presentar una tormenta solar y en consecuencia podría darse lo que algunos llaman como un “apocalipsis de Internet”.
“Los aparatos inteligentes han hecho que los seres humanos tengan una conectividad de 24 horas en la que se acuestan y se despiertan mirando sus teléfonos, dejen de hacer actividades sociales para estar online y que mantengan conversaciones mirando los dispositivos”, y por eso advierte que las consecuencias de un colapso de Internet pueden ser imprevisibles.
“Esas redes que mantienen nuestra atención, esas plataformas de video que están diseñadas para engancharnos o algunos videojuegos que tienen esos mismos incentivos de diseño”, pueden producir la misma adicción que el tabaco, advierte Paniagua.
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Y en la medida en que ese sometimiento es tan grande, Paniagua señala que nadie puede advertir hasta qué punto llegaría el efecto domino, “aunque todo el mundo coincide en que sería algo crítico y desastroso”.
“No podríamos pagar en los supermercados, no tendríamos acceso a los servicios de salud, no podríamos sacar dinero en efectivo, no podríamos hacer ninguna de las operaciones que se hacen a través de sistemas conectados”, insiste la autora de “Error 404”.
Nos recuerda que las consecuencias serían casi que inmediatas, porque advierte hay quienes aseguran que “estamos a cuatro comidas del caos o la anarquía” y solo bastaría una hora de desconexión para que empiecen a producirse graves problemas.
Eso que Paniagua llama “el lado más oscuro del ciberespacio” o “las tinieblas del Internet”, nos plantean los escenarios más dramáticos de una gran apagón tecnológico.
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“Hay siempre una percepción social de temor y en el escenario de un tiempo mayor, de seguro empezaremos a temer incluso por nuestra supervivencia”, señaló la escritora recientemente invitada al Hay Festival en Medellín y Cartagena.
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