Lucha antidrogas: Petro regresa a EE. UU. buscando eco a su propuesta para un cambio profundo

El presidente Gustavo Petro cumplirá la próxima semana una nueva visita a Estados Unidos en la que -según ha trascendido- buscará que tenga eco su postura sobre un cambio en el enfoque de la lucha antidrogas, aun con las observaciones contrarias que ha expresado el gobierno del presidente de ese país, Joe Biden.

Ya en septiembre de 2022 y ante la Asamblea General de la ONU, en un fuerte discurso el presidente Petro había advertido que Colombia no es el único responsable del problema de producción de drogas, sino que el problema recae también sobre otras naciones desarrolladas que tiene un marcado consumo, como lo es Estados Unidos.

“Nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad que la llevan a vivir en medio de las burbujas de las drogas”, dijo Petro en presencia de representantes de todo el mundo. Para algunos sectores y analistas políticos, ha sido el discurso más duro hasta ahora de un mandatario colombiano sobre el tema.

RCN Radio dialogó con Ethan Nadelmann, fundador y director ejecutivo de la Drug Policy Alliance, una organización sin ánimo de lucro con sede en la ciudad de Nueva York, cuyo objetivo es acabar con la Guerra contra las drogas. 

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Nadelmann hizo un análisis del enfoque en el que ha insistido Petro y la respuesta que debería tener Estados Unidos. “Casi todo el mundo estuvo de acuerdo en que la guerra contra las drogas ha sido frágil”, dijo.

Cree que para respetar el equilibrio, lo primero que hay que analizar es el tema de la reforma del cannabis y, en ese sentido, se espera que la administración del presidente Petro y el Congreso colombiano avancen lo más expeditamente posible.

Y es que el Legislativo colombiano, el más progresista que haya elegido en décadas, se ha esforzado en el último cuatrienio en sacar adelante la discusión del uso recreativo y sin trabas del cannabis.

“Será una tremenda ventaja para Colombia establecer un sistema responsable de regulación legal del cannabis para el mercado interno y para la exportación internacional”, agregó Nadelmann.

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Pero la situación fácil parece esa: regular la comercialización del cannabis de uso adulto y recreativo. Lo difícil, según el experto, es la de avanzar en la propuesta de regular la hoja de coca, como lo propuesto la misma ex vicecanciller, Laura Gil.

“La constante presión de Estados Unidos obviamente no ayuda en este sentido, nótese el hecho de que estos mercados están cada vez más dominados por los narcotraficantes mexicanos”, reafirma Nadelmann.

Desde la diplomacia, lo anterior ha tenido avances. Colombia pidió formalmente ante Naciones Unidas que la hoja de coca sea retirada de la lista de sustancias prohibidas. Sin embargo, “sería mejor que Estados Unidos no presionara constantemente al gobierno de Petro como lo han hecho los gobiernos anteriores con respecto a la intensificación de la guerra contra las drogas”, aseguró Nadelmann.

No hay pruebas de que estas políticas hayan tenido éxito en el pasado, en boca del mismo mandatario colombiano. Y es ese punto en que la política de lucha contra las drogas se ha vuelto un tema de Estado para ambas naciones.

El embajador de Colombia en Washington, Luis Gilberto Murillo, ha dicho que el apoyo de Estados Unidos ha sido fundamental y que en eso hay claridad y uniformidad en la diplomacia colombiana. Sin embargo, ha advertido que el discurso debe cambiar a uno progresista.

“Si al gobierno de Petro le interesa examinar formas alternativas de regular los mercados de coca, Estados Unidos debería apoyarlo”, señaló Nadelmanna al hacer referencia a la política de ‘paz total’, una de las línea duras del Gobierno colombiano.

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Es con negociación que el gobierno Petro quiere avanzar en el frente de sometimiento a bandas criminales y otros grupos armados ilegales, como el ‘Clan del Golfo’, que delinque con el negocio del tráfico de drogas y la cocaína desde Colombia.

“Si al gobierno de Petro y a Colombia les interesa negociar con los grupos de narcotraficantes para tratar de resolver la situación de seguridad, Estados Unidos debería apoyarlo”, advirtió el experto.

El camino para ese cambio de enfoque no será sencillo. Le corresponde al Gobierno colombiano demostrarle a su legislatura que es viable regular la hoja de coca y, en ese sentido, demostrarle a Estados Unidos que eso no representa una claudicación en la incautación o en la erradicación, con cifras a la baja según reportes recientes.