“¡Ojo marica le dieron, le dieron, le dieron!”: El relato estremecedor del asesinato de Luis Carlos Galán
Jairo Tarazona recuerda de la mano del camarógrafo Jesús Calderón el magnicidio de Luis Carlos Galán.
Jesús Calderón, más conocido como “Chucho”, está vivo de milagro, un sin número de balas zumbaron cerca de su cabeza y su cuerpo, una de ellas destrozó el porta bombillas de la luz de la cámara con la que grababa a Luis Carlos Galán, en el momento en que el candidato presidencial del Nuevo Liberalismo subió a la tarima de la plaza de Soacha aquel viernes 18 de agosto de 1989, cuando fue asesinado supuestamente por orden del narcotraficante Pablo Escobar.
El narcoterrorismo se había apoderado del país y tenía postrado al gobierno; los atentados y asesinatos de reconocidos líderes políticos, jueces, fiscales, periodistas, funcionarios, policías y todos aquellos que se oponían a sus designios eran el pan de cada día.
Luis Carlos Galán en sus valientes discursos prometía una lucha sin cuartel contra los carteles de la droga encabezados por Escobar en Medellín y por los hermanos Rodríguez Orejuela en Cali. Las encuestas y las multitudinarias manifestaciones lo daban como el seguro ganador en las elecciones presidenciales que se avecinaban.
Ese 18 de agosto, Galán asistió en la mañana a un foro sobre Educación en la Cámara de Comercio de Bogotá, y repudio el asesinato horas antes del coronel Waldemar Franklin Quintero en Antioquia. A pesar de las bombas y los recurrentes crímenes que estaban ocurriendo y de las amenazas contra su vida, de las advertencias de su familia y colaboradores que le decían que no fuera a la manifestación de Soacha, Galán decidió ir a la cita con la muerte.
“Chucho” Calderón era el camarógrafo oficial de la campaña presidencial, no sólo fue testigo del magnicidio sino que grabó el momento en el que se produjeron los disparos, el instante en el que cayó abatido el dirigente político y cuando fue subido herido a su carro para ser llevado a un hospital. Las crudas imágenes también sirvieron para identificar a los asesinos y conocer toda la trama mafiosa para acabar con la vida de Galán Sarmiento.
Esa noche del 18 de agosto, Pedro Julio Sánchez en su condición de presidente del movimiento galanista de Soacha y uno de los organizadores de la manifestación, recibió al dirigente del Nuevo Liberalismo a la entrada del municipio y lo montó en su camioneta blanca para llevarlo al cadalso, la tarima siniestra.
Sánchez estaba al lado de Galán cuando sonaron los primeros disparos, salió ileso, pero su sobrino Julio Cesar Peñaloza, concejal de Soacha murió baleado. Lo que era una fiesta se convirtió en una escena de terror y de muerte. El escolta personal de Galán, Santiago Cuervo Jiménez también murió cuando intento proteger con su cuerpo a su jefe, fue el tercer muerto de la trágica noche.
El ex ministro Juan Lozano era el secretario privado de Luis Carlos Galán, lo acompañó a Soacha y no le gustó el panorama, asustado e indignado por la falta de seguridad y presintiendo que era una trampa, intentó hasta el último momento evitar que subiera a la tarima pero ya era tarde, la suerte estaba echada, fue abatido por los sicarios pagados por el narcotráfico en complicidad con agentes del Estado y políticos que hoy están en la cárcel o murieron.
Los invitamos a escuchar a continuación en el Podcast Croniqueando con Jairo Tarazona, el episodio de esta semana: “¡¡¡ Ojo marica le dieron, le dieron, le dieron !!! ”, el relato estremecedor del asesinato de Luis Carlos Galán.
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