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Amazonas
Amazonas tiene una extensión de 109.655 kilómetros cuadrados.
Foto: RCN Radio

Al mismo tiempo es un choque con la dura realidad; aquí está la otra Colombia, la que pocos conocen, abandonada a su suerte por los gobiernos de Bogotá y saqueada mil veces por sus gobernantes y dirigentes políticos.

El departamento de Amazonas está conformado por dos municipios, Leticia su capital y Puerto Nariño, y ocho corregimientos. Tiene una extensión de 109.655 kilómetros cuadrados y tan solo 85 mil habitantes, de los cuales unos 45 mil viven en la cabecera principal.

RCN RADIO inició un recorrido por esta zona de Colombia para conocer su problemática social, económica, y principalmente el panorama preocupante del medio ambiente.

La primera impresión negativa que tiene cualquier visitante se produce cuando se cruza la puerta del pequeño aeródromo, donde quienes no son oriundos de la región deben pagar 32 mil pesos de impuesto  de entrada, supuestamente para la infraestructura de vías, ornato, y fortalecimiento del turismo.

Sin embargo, las calles que llevan desde el aeropuerto hacia cualquier destino están totalmente deterioradas. La avenida Internacional que lleva a la población de Tabatinga, Brasil, es la peor de todas. Produce vergüenza ajena.

Alexander Cubides es taxista y recoge a los viajeros que llegan al terminal aéreo. Dice que las calles de Leticia están en mal estado desde hace más de 10 años y cada vez empeoran porque la administración local no le hace mantenimiento ni las arregla.

”No se sabe qué pasa con el impuesto que recogen todos los días, así están por todo lado”, dijo Cubides.

En Leticia hay poco transporte público. El servicio lo prestan centenares de mototaxistas que todos los días soportan el mal estado de las vías; como Jhon Jairo, que nos transporta en su moto para mostrarnos los huecos y cráteres de la avenida Internacional.

“Esto es todos los días que tenemos que vivir esta situación, toda la población, la gente que llega aquí , los turistas se quejan por estas calles que están en pésimo estado. Queremos saber si  de pronto el municipio, el departamento o el Estado se ponen la mano en el corazón  y se meten la mano en el bolsillo para ver cómo arreglan esto”.

Además, Leticia, donde increíblemente llegan turistas de todo el mundo, padece de malos servicios públicos, sobre todo de acueducto, alcantarillado y el agua, pese a tener el río más caudalosos del mundo.

Patricia Ramírez, nacida en este municipio, cuenta que hay problemas con la energía, que es costosa, y no tiene suficiente cobertura. El servicio telefónico y de internet es regular, por cuanto es por satélite y falla mucho, y principalmente el agua por su deficiente calidad.

“El agua no es apta para el consumo humano, se puede bañar con ella, pero a veces llega turbia o no llega, se puede demorar una semana sin agua, por eso muchas personas han optado por pozos, pero no todo el mundo tiene el dinero para hacerlos”.

De igual modo, hay dificultades con el servicio de salud en Amazonas. Pascual Montealegre, un barranquillero que vino hace siete años a Leticia y se quedó a vivir por la tranquilidad del lugar, señala que la atención es mala.

“Aquí solo dan ibuprofeno, se ha muerto gente con cualquier maricadita. A un muchacho cada rato exámenes y exámenes, se demoraron en atenderlo y se murió de cáncer en los huesos. El cuento es que no les llegan presupuesto y aquí llega mucha plata y se va para los bolsillos de ellos. Están los políticos peleando los puestos de la salud y el  nuevo aeropuerto”, enfatiza Pascual.

El Puerto de Leticia sobre el Río Amazonas, que conduce al resto del departamento, es otra muestra de la desidia de los gobernantes de la región; la infraestructura es lamentable. El malecón está descuidado y el desorden se nota alrededor.

Miguel Muñoz tiene 70 años de edad. Llegó a Leticia desde San Vicente del Caguán en el Caquetá huyendo de la violencia y se convirtió en lanchero.

“El embarcadero y el malecón están en bastante abandono de parte del gobierno de esta ciudad. Conforme a lo que yo he visto en otros puertos del Caquetá, hay muelles de lámina, pero aquí son balsas que ocupan todo el puerto y no hay como embarcar bien la gente , eso uno tiene que pasar por encima de las embarcaciones para sacar la gente, es una desgracia”.

Leticia y Amazonas hacen parte de la otra Colombia, la que todos desprecian. La corrupción y la indiferencia son sus  principales plagas.

En un próximo informe les contaremos como el narcotráfico, la deforestación y la minería ilegal, amenazan con acabar este pulmón del planeta.

Por: Jairo Tarazona

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