Así es el corazón de las comunicaciones y la ciberinteligencia del Ejército

En el Cantón, en donde funciona la Brigada, están la Escuela de Comunicaciones, el Batallón de Mantenimiento y el Batallón de Ciberinteligencia, este último una de las piezas fundamentales para la inteligencia en el país.

Las instalaciones combinan el escenario de un batallón con una plaza de armas, casas fiscales y zonas verdes de entrenamiento militar y una institución educativa con salones, laboratorios y aulas mayores.

Durante la visita, el acompañamiento de varios uniformados es permanente. Al ingresar a uno de los salones, al menos veinte sofisticados equipos de comunicaciones, redes y telemática, que parecieran nuevos, están siendo usados por unos pocos uniformados.

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El propio subdirector de la Escuela, el mayor Juan Carlos Ortiz, resalta que 'hackers' han enseñado, en esos mismos salones, detalles y pormenores sobre ciberseguridad. “Los equipos que utilizamos, algunos físicos y otros virtuales, tienen la finalidad de capacitar a nuestros hombres en seguridad de la información tanto para el Ejército como para las empresas civiles”, agrega.

El recorrido se extiende por otros salones con numerosos equipos electrónicos con capacidad para analizar frecuencias de comunicaciones, patios y zonas verdes en donde están ubicadas carias antenas.

En una de las áreas y, como en las anteriores zonas, se abren las puertas de un salón de investigaciones en donde se ha desarrollado patentes como unas baterías de larga duración y amigables con el medio ambiente y activadores de cargas controladas, entre otras.

La mayor Samira Ramos, oficial de Ciencia y Tecnología, explica que uniformados se especializan en la construcción y manejo de drones, fundamentales para las operaciones del Ejército, porque se está “apuntando al tema de control y vigilancia de fronteras. Sin embargo también se ha apoyado, a través del semillero (de investigación), situaciones de emergencias especialmente en la búsqueda de aeronaves accidentadas”, advierte la mayor Ramos.

A menos de cien metros está un edificio, cerrado con mallas, con ventanas oscuras y con una guardia propia. Es el Batallón del Ciberinteligencia y a esas instalaciones no pude ingresar pues necesito un permiso especial. De ese lugar fueron extraídos varios elementos por investigadores del CTI y de la Corte Suprema. Las investigaciones continúan y aseguran en el Cantón de Comunicaciones, están cooperando.

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Con un recorrido por el batallón de mantenimiento, en donde fabrican las baterías para los equipos de comunicación, cruciales para las operaciones militares, termina la visita y nuevamente acompañados llegamos hasta el ingreso del Cantón de Comunicaciones del Ejército.

Antes de partir, unas imágenes de la entrada desde la calle y aunque en un principio hay alarma entre los uniformados, el comandante de guardia, luego de una llamada advierte: “Tranquilo, puede filmar lo que quiera. Está autorizado”.