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Milonga y Tango
Ángela Mesa, bailarina e instructora de tango en Colombia.
Suministrada. Archivo Particular

Desde hace 20 años en Bogotá se organizan las denominadas milongas, escenarios en los que profesionales y aficionados al tango se reúnen para escuchar este género musical. Con las medidas de aislamiento, las milongas cerraron y hoy los bailarines buscan una nueva forma de disfrutar esta danza tradicional de origen argentino.

Bailar es, según los expertos, una de las mejores formas de liberar el cuerpo de la presión producto del estrés. También es una opción para mejorar el ánimo. Muchas personas han acudido al baile, especialmente aquel que no necesita una pareja para pasar el tiempo durante el aislamiento social.

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Bailar lo puede hacer cualquier persona sin distinción, y así ha quedado también en evidencia en medio del confinamiento cuando algunos bailes se han tomado las redes sociales y se han vuelto virales.

Pero hay un baile que se distingue por ser social y porque el contacto físico es primordial, su origen se sitúa en el río de la Plata, en Argentina, y se llama tango.

En Bogotá, a finales de los 90, aficionados y algunos bailarines profesionales del tango decidieron organizar reuniones en los que alrededor del sonido de un bandoneón y un piano, se pasaban largas horas conversando sobre diferentes temas.

En esos escenarios, asegura Jhon Galindo, las personas también bailaban “de manera social o practicaban también porque la milonga era también un espacio en donde se practicaba el baile, y en donde confluían bailarines, aficionados y profesionales”. Pero el distanciamiento social ocasionó que las milongas cerraran, desde hace dos meses.

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Ángela Mesa enseña tango y explica cómo desde que la pandemia obligó a las personas a distanciarse y ante “la imposibilidad de abrazarnos, nos hemos obligado a buscar otras alternativas para seguir haciendo nuestro tango en medio de estas circunstancias”.

Bailar tango separados, asegura Ángela Mesa, es todo un reto. El uso de redes sociales y de la comunicación virtual, ha facilitado que surjan propuestas para imaginar una danza nueva.

“En estos momentos es más desde la técnica particular, del hombre o de la mujer un poco preparando también al bailarín o al hacedor de tango para cuando regrese también a la milonga, al baile de escena, al salón de clase o de ensayo”, agrega.

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Las milongas en la pandemia

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Calles peatonalizadas para el regreso de las actividades sociales

Las milongas volverán cuando los demás establecimientos públicos de este tipo puedan reactivarse. Camilo Ospina, presidente de Asobares -que agremia los establecimientos de entretenimiento nocturno- asegura que en manos del Gobierno y el Ministerio de Salud, está el protocolo que diseñaron para reabrir estos establecimientos.

En ese protocolo se propone “calles peatonalizadas, tomas de los espacios públicos, de las alamedas, donde los establecimientos públicos puedan poner unas mesas, sillas, conservando siempre la distancia y la seguridad, cumpliendo los protocolos y activando los programas de bioseguridad”.

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‘Cuando nos volvamos a abrazar’ es el nombre de la propuesta que desde el sector de los bailarines y aficionados al tango pretenden llevar a cabo durante el tiempo que duren las medidas de aislamiento.

Se trata, según Ángela Mesa, de “obviar al otro de cierta manera, pero mantener presente el abrazo, a pesar de esa ausencia”.

Milongas en las calles no es un escenario lejano. Profesionales y aficionados esperan que la relativa normalidad cuando pase la pandemia, permita que regrese el tango, lo que alguna vez alguien definió como un pensamiento triste que se baila.

Fuente

RCN Radio

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