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Bogotá, ¿con o sin reserva Van der Hammen?

Los habitantes de la vereda Chorrillos y el alcalde Enrique Peñalosa, están a favor de intervenir con cemento parte de la reserva.

La reserva forestal Van der Hammen es hoy un lugar en disputa: la Alcaldía de Bogotá propone intervenirla con vías y viviendas, mientras que los científicos piden preservarla. En medio de este debate están los habitantes de la vereda Chorrillos, quienes reclaman vivir de manera 'digna'.

Van der Hammen está ubicada entre las localidades de Suba y Usaquén, en el noroccidente de Bogotá. Tiene cerca de 1.400 hectáreas y es vecina de unos 2.000 habitantes de la vereda Chorrillos, que están sin agua potable y sin vías pavimentadas.

"Yo me imagino la nueva reserva que él piensa (refiriéndose al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa); es que ahí sí vamos a tener calles, carreras y los servicios", dice Paulina Viasus de la vereda Chorrillos, en Suba. 

Este es el panorama de la vereda: las calles enlodadas que, cuando llueve, los niños no pueden ir al colegio, viviendas con agua abundante que nace de la tierra pero con un color amarillo y contaminada.

La transformación ambiental de la reserva Van der Hammen
Este es un recorrido fascinante por la evolución ambiental de la reserva Van der Hammen. Desde sus inicios, cuando estaba bajo el mar, hasta hoy.

Una reserva llamada 'potrero'

Este lugar fue declarado como reserva en el año 2011 después de un arduo proceso de concertación entre los científicos, la autoridad ambiental, la comunidad y -también en ese entonces- el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa.

Actualmente, el alcalde insiste -18 años después- en su propuesta de intervenir la reserva para la construcción de vías, que parte de un mega proyecto para hacer 500 mil viviendas, amplias zonas verdes y demás, en el norte de Bogotá. 

Sin embargo, el tono de este conflicto cambia a medida que se desestima el valor ambiental de Van der Hammen y se ven lejanas las soluciones de agua potable y de vías pavimentadas para los vecinos de esta reserva.

Y es que Peñalosa ha argumentado que "allí no hay del todo reserva. Hay potreros". 

Además, sostiene que Bogotá tiene pocas opciones de expansión por lo que es necesario intervenir Van der Hammen.

"Ahora bien, de no ser posible que 1.2 millones de personas vivan en Ciudad Norte, tendrán que vivir 20 km más lejos. ¿Es esto justo? insisto, piensen que son sus hijos no unos marcianos o ustedes mismos", sostuvo Peñalosa. 

Esta misma justificación sobre las pocas posibilidades de expansión la comparte Néstor Franco, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), quien explicó que en Bogotá ya no se puede construir más hacia el sur, oriente y occidente.

"Solo quedarían dos opciones: una pequeña parte del borde oriental del río Bogotá y algo del norte", dijo Franco. 

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Bosques o cemento

Sergio Gaviria, geoquímico y doctor en Ciencias del Suelo, aseguró que el potencial ambiental sigue siendo enorme pese a las actividades económicas. 

"Tenemos que pensar que suelos como los que tenemos acá -refiriéndose a la Sabana de Bogotá y Van der Hammen- son de altísima fertilidad y el agua que no es tan abundante, de todas maneras, estamos muy alto en la cordillera; hay que protegerlos", afirmó Gaviria. 

En este debate sobre la reserva Van der Hammen también se habla del cambio climático, por el posible desabastecimiento de agua y alimentos en Bogotá. 

El hidrogeólogo Jamer Zúñiga dice que aunque la infiltración de agua es baja en la Sabana de Bogotá y en la reserva, sí habrá un impacto del cemento con la aguas subterráneas.

"Si usted pavimenta una zona que es natural pues la recarga del agua, que le puede infiltrar, así sea grande o pequeña, ya no va tener esa misma capacidad", afirmó. 

¿Bogotá con o sin reserva Van der Hammen?
La reserva forestal Van der Hammen, en Bogotá, se convirtió en uno de los conflictos ambientales más polémicos del país. Mientras que el alcalde, Enrique Peñalosa, y los habitantes de la vereda Chorillos, -vecina de la reserva- están a favor de intervenirla; los científicos y ambientalistas piden restaurarla y protegerla.

Explica que la infiltración de agua disminuiría: "Afortunadamente esa zona es muy arcillosa. Como le comento, la tasa de infiltración es baja pero sí, va a haber una afectación". 

El campesino y agricultor Nélson Castro, vecino también de la reserva y quien vive sin agua potable y vías pavimentadas, envía un mensaje a quienes piden proteger la Van der Hammen.  

"Yo les diría a los ambientalistas: que sí, que protejan la reserva, pero lo que sirve para reserva. Lo que no sirve para reserva pues que lo intervengan porque el crecimiento de las ciudad es inminente", indica. 

Finalmente, la decisión sobre el futuro de esta reserva está en manos del Consejo Directivo de la  CAR, que deberá tener en cuenta, en un plazo no más de 120 días a partir de octubre de 2018, el cambio climático y también las pocas posibilidades de expansión en Bogotá. 

Por Carolay Morales