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Drogas y alcaloides
Cien personas son atacadas al mes en Colombia con escopolamina

Discotecas y bares son los lugares en donde un mayor número de ataques con escopolamina se presentan a diario en el país. Sin embargo no son los únicos. Los delincuentes también buscan a sus víctimas en centros comerciales y sedes bancarias.

Según Andrés Nieto, experto en Seguridad de la Universidad Central, es en esas zonas en donde las personas son drogadas “primero para el famoso paseo millonario, segundo para el secuestro express, en donde se llama a un familiar para decir que está retenida la persona y por último para llevarlos a voluntad a los sitios en donde viven y desocupar las residencias”.

La escopolamina se obtiene, de acuerdo con la médica Diana Pava, Magister en Toxicología de la Universidad Nacional, del procesamiento de una flor que se encuentra tanto en las zonas rurales, como en los parques de algunas ciudades pues “es el mismo borrachero o cacao sabanero, realmente se le han dado muchos nombres a este alcaloide pero el más popular es Burundanga”.

De acuerdo con las autoridades, las mayores víctimas de ataques con escopolamina son mujeres. Impregnando una servilleta o un papel, diluida en una bebida o incluso soplando la sustancia en el rostro, son las formas más frecuentes para drogar a una persona.

“En promedio 100 personas son víctimas al mes de escopolamina y esto es sólo lo que se denuncia, muchas personas confunden el mareo u otra situación, sin saber que han sido víctimas de escopolamina y deciden no denunciar o ir a Medicina Legal”, agrega Nieto.

Entre las víctimas los relatos coinciden en señalar que haber sufrido un ataque con escopolamina es como saber que se vivió un día pero con recuerdos vagos. Es lo que le ocurrió hace un año a Dora Fernández, una mujer a la que la mitad del 12 de febrero se perdió en sus recuerdos.

“Me pasaron un papel preguntándome que en donde quedaba la dirección de un médico, yo leí el papel y ahí ya no recuerdo más porque me manipularon todo el tiempo y lo que ellos me decían yo lo obedecía”, indica la víctima.

Una situación similar tuvo que enfrentar Andrés Felipe Jiménez, cuando perdió su voluntad a manos de delincuentes. Es como si “en el fondo se supiera que algo raro está pasando, pero uno no puede actuar y a uno le dicen camine saque el dinero y uno lo hace”.

Taquicardia, fotofobia o sensibilidad a la luz, son los primeros síntomas que presenta una víctima de un ataque con escopolamina. Pero posteriormente también hay secuelas, “sobretodo dolor de cabeza y al otro día solo quería llorar y muy nerviosa”, añade Dora Fernández.

Quienes usan la escopolamina con fines delictivos actúan con mayor frecuencia los fines de semana y especialmente en la noche y la madrugada.

“Tenemos un pico que va de viernes, sábado y los domingos cuando son lunes festivos, donde se llegan a presentar el 42 por ciento de los casos entre las 4 de la mañana y las 10 de la mañana, es decir coincide con las horas de terminación de la rumba”, puntualiza Andrés Nieto.

Aunque las denuncias alcanzan un promedio de tres casos al día, las autoridades sostienen que los subregistros podrían llegar hasta los siete ataques diarios. Aunque el porcentaje es menor ha habido casos en los que un uso excesivo de la escopolamina ha causado la muerte de la víctima.

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