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Mujer pidiendo limosna en centro de Bogotá
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Los hijos de Angélica, Darly, Helen, Johannis y Víctor tienen en común que son menores de edad y acompañan a sus padres a pedir dinero en las calles. 

“Hay muchos que nos apoyan, otros nos gritan que vayamos a trabajar, que no tengamos los niños acá. Y bueno, hay quienes ayudan a uno tanto con plata con comida”, manifestó una mujer que pedía limosna.  

Seguidamente le pregunté: -Estás acompañada de dos niñas, ¿Quiénes son y qué edades tienen? “Ellas son mis hijas, una tiene 10 años y la otra tiene tres añitos”, respondió.  

¿Qué te dicen ellas al estar aquí pidiendo dinero en la calle? - “Pues, la más grande es la que me pregunta porque es la que más sabe; entonces yo le explico que tenemos que buscar la manera para sobrevivir”. 

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- Muchos consideran que pedir limosnas en compañía de niños hace que la gente los apoye un poco más, se les ablande un poco más el corazón, ¿Qué tan cierto es esto? - “La verdad sí es cierto, porque lo ayudan más a uno”, indicó. 

Debajo de árboles, en andenes, en puentes peatonales, en esquinas de establecimientos, estos adultos se ubican junto a niños a quienes identifican como sus hijos. Algunas veces están sentados, otros de pie. Hay niños que no entienden bien las razones por la que están allí, hay otros que sí. 

“Ellos me preguntan ‘¿mami ya hicimos el arriendo para irnos?’, ellos saben que nosotros nos vamos cuando terminamos de completar la plata del arriendo. Yo pago 20 mil pesos diarios en una pieza. Así que apenas hago lo de la pieza y la comida nos vamos”, dijo otra mujer acompañada de gemelos de 4 años de edad.  

Hay niños de ocho meses de edad, otros de 12 años. Hay niños acompañados de otros niños, y mientras el adulto pide dinero, juegan entre ellos, otros duermen, y hay quienes se ven tristes. Darly quien tenía a un bebé en brazos mientras pedía dinero, manifestó que estaba obligada a salir junto a él porque no tenía quien lo cuidara

“Yo no vivo con el papá del bebé, y no tengo trabajo; así que debo salir a pedir plata para darle comida, no puedo dejarlo pasar hambre”, precisó.  

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Pidiendo dinero en las calles en compañía de niños hay personas de nacionalidades tanto colombiana como venezolana. Y ambos tienen claro los comentarios que pueden surgir

“Lo que me dicen es que yo uso a la niña para pedir real, y eso no es así”, manifestó un ciudadano.  

Para hacerle frente a algunos de estos casos, el mes anterior pasó a sanción presidencial la ley de Mendicidad Infantil. El senador Jhon Milton Rodríguez, explicó en qué consiste: 

“La ley contra la mendicidad infantil o trata de personas de menores de edad, castiga a aquellos que instrumentalicen a nuestros niños bajo amenaza, manipulación, alquiler o abuso de confianza para que estos pidan en las calles de Colombia, y se agrava con una conducta delictiva como el de suministrar drogas alucinógenas para poderlos someter; las penas se dan hasta de 30 años de cárcel”, dijo.  

¿Aplica esta ley para los adultos que salen a pedir limosnas con un niño en brazos o acompañados de menores de edad? Responde el senador: 

“Si una persona adulta sale a pedir y tiene en sus brazos a un menor, siempre y cuando no esté incurriendo en alguna de las acciones delictivas que se describe en la ley, no tiene ningún inconveniente”.  

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Cuando un adulto pide limosna en compañía de un menor de edad, hace que otros se sientan más motivados a apoyarlos. Así lo expusieron Jessica y Ana, dos ciudadanas quienes mientras cruzaban un puente peatonal le entregaron dinero a un hombre que pedía en compañía de dos niños.  

“Yo lo hago por los niños, porque puede que ni siquiera hayan comido”, coincidieron en decir.  

De acuerdo con Carlos Charry, director del doctorado y la maestría en estudios sociales de la Universidad del Rosario, quien pide limosna acude a la emocionalidad de otras personas.  

“En general, el tema de la limosna está más en la persona que la da, y ahí está un poco ese juego entre la persona que la da, y quien la recibe. Él que pide limosna lo hace acudiendo a esa moral, a esa emocionalidad que está en las otras personas. Y muchas personas a pesar de que saben, que detrás de eso hay un negocio, hay unas estructuras delincuenciales funcionando, lo dan por ese sentimiento de bondad, de consideración por la persona que está allí”, explicó. 

Cada vez se ven más los casos de niños que acompañan a pedir limosnas a personas adultas

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Cuando los adultos piden limosnas en compañía de niños

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Fuente

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