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Migrantes Necoclí
Cientos de familias se alistan para zarpar embarcaciones en Necoclí.
Alejandra Herrera

Son muchas las familias enteras que emigran tras las crisis sociales que se desatan en sus países. La mayoría llega a Necoclí (Antioquia) para alcanzar sus sueños en Estados Unidos, provenientes en gran número de Venezuela y Haití.  

Y es que, según un informe del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront), para el mes de enero del 2022 cruzaron a Panamá 4.442 migrantes, de los cuales 1.153 eran venezolanos y 653 haitianos. Pero en ese listado hay también cubanos, senegaleses y nacionales de Uzbekistán, entre otros. 

Historias de familias migrantes que están a la deriva, como la de Antonieta Sanabria -una joven de 22 años-, se repiten constantemente en las playas de Necoclí.

Es madre de dos pequeño. Ni eso ha conmovido a quienes le han robado a ella y a su esposo lo poco que consiguen vendiendo caramelos y reciclando, luego de haber buscado suerte en Perú, Ecuador y Colombia, razón por la que están ya listos para adentrarse a la selva del Darién para llegar a Estados Unidos. 

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“Nos han engañado; mi esposo y yo llegamos con cien dólares pero los perdimos. No se puede confiar en nadie aquí, ya en una ocasión nos prometieron llevarnos por carretera y luego en lancha, pero todo resultó ser mentira, nos quitaron los elementos de valor y hasta la ropa”, señala Antonieta. 

Migrantes Necoclí
Venezolanos y Haitianos son los migrantes que más permanecen en Necoclí.
Alejandra Herrera

Mientras las familias dan el todo por posiblemente nada, otros han dejado a sus padres preocupados en su patria. Como lo hizo el joven cubano Ariel Sotodongo, quien huyó de La Habana y recuerda a sus padres y la forma en la que el gobierno de ese país lo buscó en su casa para encarcelarlo.

“Me decían, 'vete para donde los ‘Yankees, no te queremos aquí'. Y cuando supieron que iba a huir, me tiraron piedras y me gritaban 'desertor de la revolución'. Mi mamá se quedó orando y acá en Colombia ya me han estafado, me han quitado todos mis documentos, hasta los zapatos y sólo sueño con llegar a Estados Unidos; pero sigo aquí, esperando levantarme el dinero”, dice Sotodongo. 

Para el año 2021, los migrantes llegaban a Necoclí e intentaban cruzar por Capurganá y Acandí, en Colombia, hasta Bajo Chiquito, en Panamá. Pero este camino se volvió muy peligroso y se incrementaron las denuncias ante autoridades panameñas, sobre hurtos, violaciones a mujeres y menores, razón por la que decidieron cambiar de ruta. 

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Haitianos Necoclí
Con equipajes y agua, los haitianos aguardan para llegar a las embarcaciones.
Alejandra Herrera

En el puerto de Necoclí, sentados en sillas y bajo carpas esperan su turno decenas de familias, listas para zarpas las embarcaciones que los llevarán en busca de sus sueños, aunque muchos sean conscientes de que están cerca de vivir un verdadero infierno.

Según las autoridades, son incontables los peligros que los acechan. Entre los más sonados están los grupos armados, los llamados ‘coyotes’, la hostilidad de la selva o el naufragio en el mar. 

Diego Piñeros, gerente de Migración Colombia de la Cruz Roja Colombiana, aseguró que las familias se adentran al Darién ya sabiendo que este es uno de los lugares más complejos en cuanto a sus condiciones geográficas y climatológicas.

"Es una de las zonas con mayor precipitaciones en el mundo y a su vez por la presencia de grupos armados que someten a estas familias y particularmente a las mujeres y los niños a un sinnúmero de abusos, situación que nos demanda tanto a la Cruz Roja, como a los gobiernos locales un ejercicio de respuesta inmediata a esta situación", aseguró Piñeros.

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Agregó que las cifras de migrantes que mantienen circulando en Necoclí y van hacia el Darién son muy complejas, pero que "la realidad es que el tapón del Darién se ha convertido en un territorio en donde miles de personas pierden la vida. Y si no la pierden, lo que viven allí genera unos impactos psicológicos, emocionales y en términos de salud mental de enorme complejidad. Por eso es importante que los migrantes nos informen sobre esos viajes y que estas decisiones las tomen basadas en las evidencias".

Mientras tanto en la playa, en el mar, en la selva o en los países de origen de estos migrantes las familias siguen a la deriva, se desmoronan, ya sea porque la necesidad de buscar nuevas oportunidades los separa o simplemente porque en la búsqueda de esos sueños lejos de casa, la naturaleza o el mismo hombre se convierte en su depredador. 

Fuente

Sistema Integrado de Información

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