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Muchos estudiantes se enfrentan a la decisión de dar el paso hacia las “grandes ligas” de la academia concursando para doctorados en el país o en el exterior, pero una variable que siempre tienen en cuenta para su decisión final es la deuda millonaria que contraerían.

Un doctorado es un proyecto de vida que dura al menos cuatro o cinco años según Camilo Corredor, quien está a punto de graduarse como doctor en Filosofía.

Pero asegura que “empezar ese proceso con un préstamo que en muchos casos puede llegar a ser de $300 millones a $500 millones no es la forma adecuada, más aún si uno considera que al terminar el doctorado uno no tiene garantizado tener un trabajo, que sea bien pago y que sea estable”.

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Una gran cantidad de profesionales de alto nivel son financiados por el Estado mediante créditos condonables. El fin del Ministerio de Ciencias con esta estrategia es promover la investigación en Colombia.

Camilo cuestiona que se trata de una “política coja” porque “por otro lado no le están garantizando las condiciones que le van a permitir investigar y desarrollar conocimiento una vez termine el doctorado”.

En contraste Sonia Monroy, viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento de ministerio aseguró que “el 98% de los beneficiarios logran una condonación de su crédito. Esa condonación es del 100% de su crédito educativo, esa condonación es muy diciente”.

Ante ello, Camilo Corredor respondió que “esas son estadísticas de personas que hasta ahora se les están acabando los periodos de condonación. Es decir, personas que iniciaron su doctorado en el año 2012 o antes”. 

Puntualizo además que “en ese momento el mercado laboral aún se estaba copando y quedaban vacantes a ser ocupadas, lo cual evidentemente facilita los procesos de condonación. Lo segundo es que los reglamentos de condonación se han venido transformando desde ese año para acá, y se han endurecido las condiciones”.

Sin un trabajo, luego de estar en la cima de la academia, muchos deciden irse de Colombia o quedarse en el lugar del extranjero donde estudiaron. Como Sandra Correa, quien cursó un doctorado en tecnología y dijo que se quedó afuera debido “básicamente a la precarización del sector de ciencia y tecnología en el país”.

De interés: Escuche las mejores historias en Te Cuento Colombia, el podcast de crónicas de RCN Radio

Sin embargo, advirtió que deben pagar un precio muy alto al irse ya que “se está castigando a los beneficiarios que hemos tenido la oportunidad de quedarnos en el exterior, ya que nos están acortando el periodo de condonación de 60 a 36 meses.

Los créditos se condonan de un 50% a 80% al culminar sus estudios. El descuento del resto del monto depende de que se cumplan al menos dos requisitos de una lista de 20, que buscan concretar proyectos de investigación.

Eso quiere decir que a PHD como Sandra se les recorta el tiempo para cumplir con los requisitos que les permitan eximirse de pagar el millonario crédito en cerca de un 40%.

Con ese tipo de restricciones se busca evitar la “fuga de cerebros”, pero con el actual mercado laboral dicen que no tienen muchas opciones.

“De los doctores colombianos solo el 2,62% está empleado en el sector productivo, frente al resto de Latinoamérica que está en un promedio del 17,7%”, advirtió Camilo quien puntualizó que “esos son datos de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana”.

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Estas estadísticas también contrastan con el reporte que entregó Sonia Monroy, viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento, quien al respecto dijo que "de  acuerdo con el Observatorio Laboral para la Educación, del Ministerio de Educación, el 95% de los egresados de programas doctorales en el país cuenta con vinculación y además son cotizantes del Sistema Integral de Seguridad Social".

Admitió que solo ese 2,62% está en el ámbito empresarial, ya que nueve de cada diez doctores con trabajo están en las Instituciones de Educación Superior. 

Las personas consultadas hacen parte de la Red de Doctorandos y Doctores Colombianos, Coldoc, que tiene cerca de 800 miembros financiados en su mayoría por entidades nacionales o departamentales y unidos por la preocupación de que las condiciones de los estudiantes y doctores no son adecuadas.

Los investigadores consultados coinciden en que muchos de los productos con los que se condonan las deudas son poco realistas y no dependen de la voluntad del estudiante y piden, entre otras cosas, que se haga una evaluación de impacto a la política de créditos condonables. 

También coinciden en que la política pública debe virar hacia una estrategia para garantizar que tendrán oferta laboral, pero sobre todo para que se cambien los créditos por becas directas.

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Sandra Bermeo estudió un doctorado en Australia y tuvo suerte porque pudo enrolarse en una universidad colombiana, pero desde su nuevo cargo llovían hojas de vida de doctores sin empleo.

“Como yo allí era Directora de una maestría, me llegaron muchas hojas de vida y me pude dar cuenta de la situación”, recordó Sandra, a quien los casos sobre las peripecias para cumplir el sueño del doctorado le dieron para escribir un libro llamado “Del PHD y Otros Demonios”.

La lectura que ella hace de la realidad de los investigadores aspirantes a doctorado es que “la mayoría de doctores no van a poder cumplir los requisitos para condonar, entonces tendremos un país con doctores, sin trabajo, endeudados y desamparados”.

Fuente

RCN Radio

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