El año 2020, uno de los más violentos para comunidades indígenas en Colombia
Los departamentos de Chocó, Nariño y Cauca han sido los mayormente afectados con asesinatos y desplazamientos forzados.
El 4 de enero pasado se presentó el homicidio de Jhon Chate, convirtiéndose así en el primero de los 53 asesinatos cometidos contra indígenas durante este año. A la problemática, calificada por las propias comunidades como hechos sistemáticos, se suman cuarenta desplazamientos masivos forzados y al menos una docena de situaciones de confinamiento por combates entre grupos armados.
En la primera semana de 2020 se presentaron nuevos hechos de violencia en los territorios indígenas. El 4 de enero fue encontrado sin vida y con señales de tortura el cuerpo de Jhon Edison Chate Campo en el municipio de Corinto, norte del Cauca.
Un día después, en Nuquí, Anuar Rojas fue asesinado frente a su comunidad, el pueblo Embera, y tras el homicidio, alrededor de 200 personas se desplazaron en esa zona del occidente del Chocó.
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Aida Quilcué coordinadora de Derechos Humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia, dice que “las autoridades indígenas, las comunidades y la guardia, estamos haciendo un ejercicio de control social y territorial y eso tiene implicaciones”.
No se había completado los primeros 10 días del año y otro hecho violento esta vez contra una médica tradicional se perpetró en el oriente del Cauca. La sabedora, Virginia Silva de 71 años fue asesinada con disparos en la cabeza.
A las comunidades indígenas, advierte Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para la paz (Indepaz), los violentos las consideran enemigas porque hacen control en su territorio y ejercen autoridad.
“Eso por supuesto choca con algunos intereses, particularmente de quienes están interesados en imponer violentamente sus condiciones en el negocio de la marihuana, en la disputa de recursos o algunos que quieren abrirles campo a explotaciones de tipo minero”, señala González.
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El bastón de mando y la palabra
Hasta lo que va corrido de 2020, 54 indígenas han sido asesinados en Colombia. La mayoría en departamentos como Cauca, Nariño y Chocó. Lucho Acosta es el coordinador nacional de la Guardia Indígena, a la que pertenecen cerca de 60 mil personas en todo el país.
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Dice que “en este momento hay una actividad de recorrido territorial, de hablarle a la comunidad frente a las amenazas y nuestra respuesta va a seguir siendo con la palabra y el bastón, con el fortalecimiento de la guardia indígena”.
Una de las zonas indígenas más afectadas está en el norte del Cauca. Varios consejos de seguridad han precedido decisiones de incremento de unidades de la Brigada 29 del Ejército y la denominada Fuerza de Despliegue Rápido, sumando alrededor de 10 mil uniformados.
“La presencia es militar después de que suceden los hechos graves y con fórmulas muy elementales y simplistas de recompensas por cabecillas que son simplemente gatilleros autores materiales pero no van detrás de las macroestructuras criminales”, agrega el director de Indepaz.
En octubre la Minga Indígena se desplazó hasta Bogotá en un intento, sin éxito, de reunirse con el presidente Iván Duque buscando un compromiso para evitar nuevos asesinatos. Las comunidades han advertido que denunciarán internacionalmente lo que no dudan en calificar como un genocidio en curso.
RCN Radio
