El equipo que busca que las mujeres vayan al trabajo en bicicleta

“Hay varias razones por las cuales no uso la bicicleta para ir al trabajo. La primera de ellas es la seguridad”, advierte Carolina, quien coincide con Marcela que dice que “Me da como miedo que algún imprudente me llegue a hacer daño”.

Jesus David Acero es asesor del IDRD, hace parte del equipo de personas que busca eliminar esas barreras y que así las mujeres se animen a irse a trabajar pedaleando.

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“Al Trabajo en Bici se trata de un programa de presencia institucional, seguimiento y monitoreo a diferentes corredores, en este caso al de la calle 63 que es el proyecto piloto. El proyecto está transversalizado por dos elementos: el primero es la seguridad y, el segundo, es el enfoque diferencial, el enfoque de género”, dijo el funcionario.

Vanesa Garzón se animó a salir, sabiendo que en el plan piloto hay más de una decena de personas a lo largo de la calle 63, pendientes de su seguridad y de ayudarle incluso en un caso de varada.

“Y pues por acá por la 63 era muy inseguro pero ya uno ve a los chicos todos los días, la gente está uniformada y la percepción empieza a cambiar”, dijo la conductora.

Pero otra cosa con la que se encontraron cuando les preguntaron a las mujeres por qué no iban a sus trabajos en bicicleta es que muchas de ellas jamás habían conducido una, según Linara.

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“Sí, claro. Habíamos hablado de la falta del desarrollo de habilidades para montar en bicicleta porque estamos articulados con la Escuela de la Bicicleta”, puntualizó. 

Se trata de una campaña que funciona en parque de la ciudad, pero que además va a las empresas a incentivar por parte de las mujeres el uso de este medio de transporte. Quienes no saben conducir son capacitados y aprenden.

De hecho, Vanesa aprendió a conducir de cero con ayuda de la escuela de la bicicleta. 

“Empieza uno por lo más básico que es el equilibrio y aprender a pedalear y a moverse. Llega uno a la parte de las habilidades, entonces le enseñan a soltarse de una mano para expresar que vas a girar a la derecha o a la izquierda, montarse en los pedales para coger mejor los huecos”, describió.

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Dijo que lo más difícil de aprender a montar en Bogotá es “manejar los nervios, Esta ciudad es una en la que todo el mundo vive acelerado, entonces que te pase un ciclista o un carro cerca al principio dan muchos nervios”.

Las personas que desde pequeñas montan bicicleta reconocen que su usarla significa muchas nuevas posibilidades y una mayor libertad. Este esfuerzo busca que cada vez más mujeres trabajadoras puedan hacerlo.