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El Hospital de Peluches entrega solo en diciembre unos cuatro mil juguetes
El Hospital de Peluches entrega solo en diciembre unos cuatro mil juguetes
Saul Noriega

La ilusión de los más pequeños con la llegada del Niños Dios y los Reyes Magos es alimentada por el sueño de regalos y presentes, a propósito de la Navidad y los Reyes Magos. Pero en un país en crisis como es Venezuela, muchas familias no cuentan con los recursos para ello.

Por esto se creó el llamado “Hospital de Juguetes”, como iniciativa de una fundación ubicada en Caracas que se ha encargado, desde hace unos cuatros años, de recolectar, reciclar, reparar y regalar juguetes, peluches y juegos educativos.

Una idea cristalizada por Lilian Gluck, una mujer dedicada por años a la educación a través de la docencia, que decidió luego de la migración de sus hijos, donar lo que dejaron en Venezuela, algo que no solo sacó una sonrisa a los beneficiados, sino que atrajo a nuevos colaboradores.

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“Recogí todo lo que tenía en casa, juguetes y muñecas, entre otras cosas. Los lavé, lo arreglé y lo envié al Hospital Clínico Universitario (Caracas). Al ver que se recibía con agrado, decidí seguir con el proyecto, que hoy después de cuatros años tiene 35 voluntarias”, señala Gluck.

Desde 2017 han entregado unos 25 mil juguetes a familias de bajos recursos, así como a niños internados en hospitales. Ya hoy tienen alcance en 16 estados de Venezuela, más de la mitad del país, logrando alianzas con 72 fundaciones.

Su labor se extiende durante todo el año, pero la temporada navideña y fin de año es la más especial y la más laboriosa.

El Hospital de Peluches en diciembre, se convierte en un lugar de alegría, donde la ilusión de las voluntarias por ver los juguetes en manos de otros niños, hacen que trabajen con mucha dedicación. Diciembre implica triplicar el número de entregas. Solo en diciembre van saliendo unos cuatro mil juguetes, peluches e incluso donaciones de ropa, hacia hospitales, colegios, casas de abrigo y fundaciones”, destacó.

A diario reciben distintas donaciones, no solo de varias partes de Venezuela sino también el extranjero y todas deben pasar por un estricto y laborioso proceso de restauración.

“Nuestro trabajo es recibir los peluches y juguetes, lavarlos, ponerles ojos y coserlos si se necesitan. Si son muñecas, ver que el plástico y el pelo esté bien, se lavan y luego se visten. Es un trabajo de corte, costura, lavado y mucha entrega”, resaltó.

Pero más allá de regalar un juguete, la intención es generar empatía y responsabilidad entre los beneficiados, por lo que todos los peluches llevan un mensaje escrito en una tarjeta.

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Hola, soy tu nuevo amigo, soy un peluche con experiencia porque jugué con otro niño. Quiéreme y cuídame y cuando seas grande regálame a otro niño que me quiera y que me cuide como tú”, se lee en los juguetes. 

Su casa, es el centro de operaciones pues el 70 % del espacio es ocupado por miles de muñecos y peluches a restaurar; literalmente duerme y convive con Mickey Mouse, Bob Esponja y ositos con corazones que esperan una segunda oportunidad.

Invitamos a la gente a reciclar, de hacer un planeta más sustentable, que no todo hay que botarlo, que no todo puede ser regalado nuevo. Lo que para ti no sirve, para alguien puede ser un tesoro”, concluyó Lilian Gluck.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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