El pueblo Nabusimake lanza un grito de auxilio por el agua en la Sierra 

Una vez en tierra de Nabusimake, considerada la capital de los pueblos ancestrales, entendemos porque es un punto clave para las tradiciones religiosas de los arhuacos.

En la mañana del cuarto día de recorrer algunos de los senderos y caminos de La Sierra, llegamos a Nabusimake o a la tierra donde nace el sol.

“Esta es la capital; nosotros la identificamos como el centro más importante que tiene el pueblo arhuaco, donde se desarrollan los encuentros culturales y los rituales más trascendentales para la preservación del mundo” destacó nuestro guía.

Nabusimake, ubicado a 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar, es para muchos el corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta, un pueblo anclado en un semivalle de apariencia mágica bañado de ríos caudalosos y prados verdes, encerrado en una especie de muralla de mediana altura hecha con piedras.

“Bienvenidos a todos los que buscan el bien de la Sierra y que tienen algo que aportar al pueblo arhuaco en particular”, señaló uno de los indígenas.  

Nuestro guía en este punto del recorrido y quien se encarga de darnos la bienvenida es Gelber Zapata, indígena arhuaco y quien ha mostrado preocupación por la situación actual de este importante ecosistema: “Es particular propio de la tradición; este es lugar donde se encuentran nuestras principales Kankuruas o centros ceremoniales”, destacó el Zapata.

Frente a un paisaje como el que se puede ver en ese punto de la Sierra, es imposible seleccionar una sola sensación.

Mientras la vista se deslumbra por las contracciones cilíndricas con paredes de barro incrustado en un enjaule de varillas y con techos de paja criolla; los oídos se concentran en el sonido incesante de las aves que habitan en esta parte de la Sierra y el caudal del río Fundación, encargado de armonizar el escenario. Todo esto mientras la piel se deja erizar por el tacto del viento fresco cargado del olor particular que tiene este tipo de paisajes.

Pero todo este espectáculo sensorial es poco, si se compara con quienes allí habitan, el verdadero encanto, según nuestro guía, que tiene Nabusimake es “la gente porque a pesar de las dificultades y de las condiciones que se brindan en todos los procesos, se mantiene a la disposición permanente del dialogo, del razonamiento; de querer que exista una Sierra para todos” ,explicó.

Pero ni toda esa alegría ni don de gente que se puede apreciar en los arhuacos, es suficiente para ocultar la preocupación que hay en sus rostros, la minería y sus consecuencias es algo a lo que de verdad le temen.

“La minería en la Sierra es uno de los flagelos más graves que está afectando a la población; a los cuatro pueblos del lugar y a los más de 3 millones de habitantes que están en la parte baja”, dijo Gelber Zapata.

Después de presentarnos ante las autoridades ancestrales del lugar, nos fuimos a un punto de la Sierra donde se dividen los departamentos del Cesar y el Magdalena, cerca del nacimiento del río Fundación; ubicado en la parte sur oriental y también conocido como San Sebastián.

“Este sitio sagrado lo tenemos que respetar. Tenemos manantiales y hay que respetarlos”,dijo uno de los lideres ancestrales que acompañaron al equipo periodístico en el recorrido.

Si algo hay que recordar en toda esta travesía, es la importancia que tiene la Sierra Nevada y el nacimiento de por lo menos 36 ríos que tienen lugar en ella.

Y es precisamente el agua y lo que hoy hacemos con ella, lo que preocupa a los hermanos mayores: “Nosotros como indígenas estamos viendo que el agua está presa, eso tiene que correr, eso era así. Si hay agua aun vivimos pero no hay que maltratar al agua”, indicó el sabio anciano.

Aún falta mucho por recorrer en estos caminos o senderos de la Sierra, aun hay muchas historias detrás de sus paisajes mágicos y muchas verdades por descubrir en el afán de proteger el sistema montañoso litoral más grande de Colombia.

Por: Pepe Morón, director de Valledupar.