El río de basura en las selvas de Bahía Solano
La selva chocoana recibe más de 50 toneladas de basura procedente de uno de los paraísos turísticos del pacífico. Bahía Solano busca ayuda.
Hace más de 20 años la población de Bahía Solano bota sus residuos al lado de una carretera en plena selva chocoana. Hoy buscan corregir la situación que tiene en riesgo a una comunidad Embera y a una de las zonas más megadiversas del mundo.
Los pobladores de Bahía Solano cuentan que nadie planeó el botadero de basura. Simplemente hace 23 años comenzaron a echarla en una zona a unos 7 kilómetros del casco urbano.
Están en emergencia, según la alcadesa Liliana Ortiz, quien explicó que “Vamos a cumplir un año en emergencia ambiental pero desde que asumimos el mandato hemos iniciado todas las acciones pertinentes para poder superar esta emergencia pero tenemos muchas limitantes que no nos han permitido lograr este cometido”.
Hoy al llegar el olor a podredumbre espanta, se ve una montaña de basura que se pierde entre los árboles, es incontable la cantidad de moscas y en los charcos espesos se pueden ver miles de pequeños zancudos.
“Estamos pasando nosotros aquí con la basura, cuando llega la lluvia, llegan las moscas a la casa y no podemos ni comer”, describió un poblador.
La basura vieja se va descomponiendo debajo de la basura nueva. Nadie sabe ahora qué tanta contaminación hay en el subsuelo.
“Tenemos a los niños con rasquiña siempre, les da gripa, les da diarrea y todo se llena de moscas”, agregó otro lugareño.
Bahía Solano está en el corazón ecosistémico de la selva del Chocó. única por su clima, su concentración de lluvias y por la barrera natural de cordilleras que ha permitido la existencia de 9 mil especies de plantas, 200 de mamíferos, 600 de aves, 100 de reptiles 120 de anfibios.
De allí que las implicaciones del botadero a cielo abierto generen preocupación, pero la verdadera emergencia se puede encontrar selva adentro. A unos 700 metros de la vía hay una comunidad Embera que llegó al lugar desplazada.
Viven en construcciones propias, tienen pocos animales porque, según los pobladores, las bestias enferman mucho por causa de los residuos, pero lo más delicado es que se abastecen de una pequeña quebrada que segundos antes se cruza con lixiviados, líquidos de la basura, que se filtran del suelo.
“Cada día se producen más moscas que llegan a la comunidad”, dijo uno de los indígenas.
“El basurero corre a una quebrada, donde estamos viviendo, los niños se bañan y se llenan de granos, además todo el tiempo ‘mantienen’ con diarrea”, dijo otra pobladora.
Hoy el botadero recibe las basuras de 16 mil personas sin ningún tipo de control, porque hasta el momento no se han viabilizado recursos para una solución que urge la ciudadanía.
La alcaldesa Liliana Ortiz aseguró que “Es por eso que hacemos un llamado al Ministerio de Medio Ambiente para que se aceleren todos los procesos, que se vincule a una campaña para construir la planta de aprovechamiento de residuos. También con ella vamos a educar a nuestra población a hacer una buena disposición de sus residuos”.
La comunidad embera afincada en la zona de influencia del botadero no quiere convertirse ahora en un grupo de desplazados por problemas ambientales, pero saben, al igual que los demás habitantes de Bahía Solano, que el río de basura seguirá creciendo y se desbordará en este paraíso si no hay una solución pronto.
