Familiares de internos, la otra cara de la crisis por COVID-19 en las cárceles
Conocimos la historia de una enfermera a quien no le renovaron su contrato laboral y su esposo está recluido en la cárcel.
Nohora Suárez es enfermera y su esposo desde hace ocho años está en la cárcel. Ella Hoy tiene dos temores: “Mi angustia es que él allá encerrado contraiga el virus y me le pase algo, lejos de la casa, lejos de mí. O en su defecto que sea a mí a quien le pase algo y me contagie", dijo.
Su esposo está en una cárcel donde ya hay casos de COVID. Desde hace dos meses no lo ve. Y no postula entre quienes podrán beneficiarse del decreto que permite la excarcelación por seis meses de al menos cuatro mil internos.
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“Él me llamó, me dijo 'amor, suspendieron la visita'. La última fue el 15 de febrero y hasta el sol de hoy nos llevamos más de dos meses sin vernos. Es muy triste a nivel de pareja, a nivel de familia. Me pregunto si tiene las cosas necesarias para que esté bien, son muchas cosas las que nos aquejan", comentó la mujer.
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La comunicación entre esta pareja permanece a través de esporádicas llamadas telefónicas. Para esta enfermera, la situación de su esposo dentro del penal es motivo de angustia. Pero también lo es, haber recibido la carta donde se le notifica que su contrato en la clínica, el próximo mes no será renovado.
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“No tengo renovación de contrato y ya no voy a tener ingreso. Tengo hijos, debo pagar arriendo, servicios, son difíciles las circunstancias", manifestó.
La angustia de Nohora por tener a su esposo en la cárcel durante la pandemia, es la de miles de familias en el país, quienes desearían asegurarse de que sus parientes privados de la libertad cuentan con lo necesario para hacerle frente al contagio.
RCN Radio
