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Discotiendas
Discotiendas en Bogotá

Catherine Nieto. RCN Radio

Diariamente, a las 9:30 a.m., don Efrén Vargas abre su discotienda ubicada en la localidad de Chapinero, en Bogotá. Lo hace a pesar de ser consciente de que la afluencia de público no será muy concurrida.

Aunque muchos negocios similares han tenido que cerrar y su competencia es menor, afronta dos realidades que amenazan su local y le advierten que puede ser el siguiente en claudicar: la tecnología y la piratería.  

El administrador de la tienda reconoce que las nuevas maneras de acceder a la música, como los streaming, las plataformas digitales, los teléfonos celulares y la facilidad con que cada canción hoy día puede 'quemarse' (almacenarse) en una USB o CD, y venderse a un precio muy por debajo de lo que puede costar un disco original, han hecho que aquellos que pertenecen a la industria musical se reinventen para no hacer parte de esa extinción.  

“La música ha evolucionado tanto que se volvió pirata y comenzó a irle mal a los artistas. Si no es un artista de caché para hacer sus presentaciones de lujo, son pobres serenateros”, dice entre risas.  

Explica que “la gente que tiene su grupo musical organizado vende sus discos en rumbas o parrandas, ya no van a las discotiendas porque no hay quien les grabe ni les apoye”. El señor Vargas cree que la mejor época para vender CD y LP fue la de los años 70.  

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Considera que su sello es seguir trabajando a toda costa con productos originales para ofrecer a sus clientes jóvenes, que en la actualidad son coleccionistas y a los de mayor edad, quienes se niegan a mudar a la tecnología y a la posibilidad de seguir escuchando éxitos en físico y con calidad.  

“Mientras un disco original vale 30, 40 (y) 50 mil pesos, el pirata lo venden en el bus o en la esquina por dos mil pesos. Entonces eso ya no es una competencia, es un atraco a los compositores, a los intérpretes y a todo el mundo” asegura don Efrén.

Advierte que “estamos con la idea de cerrar porque los impuestos y los arriendos no perdonan. Hay que pagar IVA, Industria y Comercio, lo de la Alcaldía y Sayco Acinpro; todos los impuestos son costosos y eso limita también para que esto siga funcionando”.

En su pequeño local, que da la apariencia de un callejón repleto de vinilos, CD y afiches con grandes artistas, exhibe géneros de rock, música clásica, salsa, orquestaciones, música colombiana, mexicana, suramericana y jazz, entre otras. Eso sí, el veterano vendedor aclara que allí no vende reguetón.  

61 años vendiendo música 

Don Efrén incursionó en esta industria hace 61 años, una trayectoria que le permite transmitir a sus clientes múltiples anécdotas que, al igual que los discos, recopila como un gran tesoro. Inició por casualidad vendiendo discos con grandes marcas, oficio que cumplió por 28 años hasta que abrió su local Disco-In, su punto de trabajo desde hace 34 años.  

“Con 61 años que ya llevo vendiendo discos conozco un poquito del crecimiento y desaparición. La música no desaparecerá nunca, lo que desaparece son los sistemas de grabación. Cuando yo trabajaba con compañías grandes, compartí fotos y tragos con Javier Solís, con Charles Slabuck, (q.e.p.d.), conocí a muchos artistas, tengo recuerdos bonitos por eso no he cerrado este chuzo”, relata el veterano vendedor.  

Explica que “conoció los longplay de diez pulgadas, los cuales no traían sino diez canciones. Luego ya llegó el de 12 pulgadas, que es el normal. Hubo un disco que se llamó el disco láser; ese se ponía en el tocadiscos como un LP y mandaba la imagen al Tv, pero eso no tuvo éxito porque era muy costoso y muy pesado, una libra por lo menos. De ahí se dio el salto al betamax y el VHS”. 

Qué piensan los clientes   

Aunque compradores de discos reconocen que actualmente la música está al alcance de un clic, también creen que no es una herramienta comparable con lo que pueden encontrar en una tienda de discos.  

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Por ejemplo Margot Ramírez, de 63 años, afirma que “se consigue música que a mí me gusta. Por mi edad a mí me gusta música de la vieja guardia (y) no me someto a comprarla en las carretas de la calle. Me gusta mucho la de Vicente Fernández, los boleros antiguos y la colombiana. No todos tenemos para meternos a la tecnología ni tenemos ganas de entrar”, expone.   

Audio

[AUDIO] Discotiendas se resisten a desaparecer

0:27 5:25

Vinilos, la esperanza de subsistencia: Bellón  

Para el reconocido melómano Manolo Bellón, aunque la música en soporte físico ha ido desapareciendo, el renacimiento del vinilo puede aportar a que las discotiendas todavía puedan perdurar. 

“Las tiendas de discos necesariamente han cambiado en la medida en que la gente cada vez consume menos música en soportes físicos y apelan más a las descargas, a los streaming. Entonces, en efecto, hay menos ventas de discos", expone.   

Sin embargo, añade Bellón, "hay un núcleo de personas bien importante que siempre está interesado en tener un vinilo nuevo o inclusive un CD nuevo, entonces hay como un mercado de nicho que ha permitido que las tiendas se sostengan”

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Hoy en día no es tan común encontrar negocios de este tipo, por lo que se estima que en Bogotá no existan más de 20 discotiendas, tales como La Música, La Rumbita, Mambo y Tango, entre otras. Un panorama que indagamos con Eduardo Visbal, presidente de Fenalco a nivel nacional, quien con sorpresa reconoce que no es una industria que se tenga presente en el gremio.  

“¿Todavía existen tiendas de disco en el mercado?, yo creo que ya no hay. Lo que yo veo es que ha venido desapareciendo por la ilusión de la nueva comercialización de la música y por eso el disco ha perdido importancia. Quedan seguramente pero ya no tanto como antes” indica Visbal.  

Acceder a un probador de CD para oír los éxitos del momento, recibir en dichos locales la visita de un promotor de ventas y ubicar discotiendas en todos los almacenes de cadena hoy también es historia. Y aunque al día don Efrén puede vender entre 5 y 50 discos, en un buen día de venta si le va bien, la extinción de esta industria hoy causa que sus productos originales se oferten desde mil pesos.  

Fuente

RCN Radio

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