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Autoridades del Valle instalan mesa técnica en minga indígena en La Delfina
La Gobernación del Valle instaló una mesa técnica en el corregimiento La Delfina de Buenaventura, donde se concentra la minga indígena que congrega a cerca de 700 nativos del Valle y de otros departamentos del país.
Cortesía Secretaría de Seguridad del Valle

Permitir el ingreso de alimentos a poblaciones confinadas, evitar el reclutamiento de niños y lograr el desminado de zonas por las que transita la población civil, entre otras, hacen parte de las negociaciones humanitarias que desde las regiones se promueven de manera permanente y que, aunque poco se conocen, son determinantes para la seguridad y la vida de las comunidades en las zonas apartadas de Colombia.

A finales del mes de mayo, la comunidad del corregimiento de Micoahumado, municipio de Morales en el sur de Bolívar, le escribió al ELN exigiéndole que no afectaran la seguridad de la comunidad civil y que terminaran acciones como la siembra de minas y las amenazas a los líderes La misiva se divulgó a través de redes sociales.

La respuesta llegó una semana y media después y en el mensaje se encontró, además de una justificación de las actividades del grupo ilegal, un compromiso por evitar acciones en contra de los civiles, como lo espera la comunidad.

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Este es un ejemplo de las negociaciones humanitarias que como lo señala Luis Emil Sanabria, de manera permanente se desarrollan en los territorios apartados del país.

Sanabria, director de la organización Redepaz, destaca que “líderes y lideresas de las organizaciones sociales van a los campamentos en donde están los actores armados, inclusive hablan con los comandantes de la Policía y del Ejército y les manifiestan su inconformidad porque se haga presencia en un territorio utilizando como trincheras los edificios civiles y se ha logrado hacer en muchas regiones estos acuerdos humanitarios”.

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[AUDIO] Negociaciones humanitarias en Colombia

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Pactos locales y regionales de paz

Samaniego es un municipio ubicado en el piedemonte costero de Nariño. Al municipio se le recuerda, como lo explica Harold Montufar, exalcalde de la localidad, como un ejemplo de un acuerdo a través del cual se logró el primer desminado humanitario de Colombia, a mediados de la década de 2000.

“En un haz de voluntades la comunidad se movilizó, se organizó, les exigió a los grupos armados exactamente que desminaran 14 veredas del municipio de Samaniego y el resguardo de El Sande, a eso se le llamó el pacto local de paz y desminado humanitario”, recuerda Montufar.

Monseñor Juan Carlos Barreto es el obispo de Quibdo. Destaca que una organización de carácter civil denominado Foro Interétnico Solidaridad Chocó es, junto con la misma iglesia, una instancia de negociación humanitaria para mejorar las condiciones de las comunidades afectadas gravemente por el conflicto armado que aún se vive en esta región.

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Monseñor Barreto asegura que “en el caso del acuerdo humanitario en El Chocó, se le pide al gobierno nacional y concretamente al grupo armado ilegal del ELN que en la dinámica de la confrontación que tienen se respeten los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, precisamente porque la población civil queda en medio de esta confrontación”.

Con la ausencia del Estado

Sin que exista apoyo gubernamental o presencia estatal, las propias comunidades han decidido emprender acciones para salvar sus vidas y las de sus familias.

“Muchas veces las comunidades les han dicho a los grupos armados, especialmente a las guerrillas, que no les recluten más a sus niños o a sus jóvenes y estos grupos se han comprometido a cumplir lo pactado”, destaca Sanabria.

Incluso las mismas negociaciones humanitarias buscan mejorar las condiciones para que existan voluntades que trasciendan la región y se permita la consolidación de pactos nacionales pues aunque “todo esto confluye en un alivio humanitario para la región, es un paso hacia la superación definitiva de la situación de conflicto”, puntualiza Monseñor Barreto.

Aunque en Colombia, las negociaciones humanitarias más conocidas tienen como referencia organismos como la Cruz Roja Internacional, la Defensoría del Pueblo y la propia Iglesia Católica, las que tienen una iniciativa civil y comunitaria en su gran mayoría pasan desapercibidas, pero significan las garantías de vida y supervivencia para las poblaciones alejadas.

Fuente

RCN Radio

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