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El Ejército Nacional sobrevolando una zona de minería ilegal en el Cauca
El Ejército Nacional sobrevolando una zona de minería ilegal en el Cauca
Colprensa

Sin ideologías políticas o sociales, la principal motivación para un mercenario es el dinero. Las que ahora son catalogadas como empresas privadas de defensa ofrecen desde un servicio de vigilancia hasta el derrocamiento de un gobierno.

Esto último, siempre y cuando quien contrate tenga con qué pagar los varios millones de dólares que puede costar una misión en un país extranjero, constituyéndose en actos ilegales a la luz del Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Jhon Díaz, al servicio de una empresa extranjera contratista de servicios de defensa -como son conocidas estas organizaciones hoy día, explica que la principal motivación para armarse y vivir el día a día expuesto a varios riesgos es “la parte económica porque esto es un negocio y todo depende de la organización en donde uno esté trabajando. Todas estas empresas ofrecen diferentes productos y entre más alto sea el riesgo, más costoso es el servicio”.

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Conformadas en su mayoría por militares retirados de todo el mundo, estas empresas, experimentaron un auge a principios de la década de los 90 y luego en el 2000 con las guerras de Irak y Afganistán, respectivamente.

Armando Borrero Mansilla, experto en seguridad y defensa, señala que hoy día prestan desde servicios de seguridad privada para el Ejército de Estados Unidos, hasta la asesoría en labores de inteligencia para otros estados y gobiernos. Estas organizaciones “están presentes en los conflictos del mundo pero ya son parte de la normalidad y eso no deja de ser sumamente problemático”.

Lo que ha sido llamado como la privatización de la guerra es una industria que mueve millones de dólares anualmente. Protección a torres de explotación petrolera, servicios de escolta a personajes amenazados están en el portafolio. Si hay suficiente dinero también se puede considerar otras labores como entrar a un país extranjero con misiones especiales.

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“Pues uno puede suponer que si operan de una forma relativamente oscura, se pueden prestar para mucho tipo de aventuras, como lo que ocurrió recientemente en Venezuela en donde al parecer no era una empresa muy importante, pero uno puede suponer que operan en ese sentido”, agrega Borrero.

Varias de las acciones de los mercenarios, aseguran analistas, se han visto reflejadas en el derrocamiento de gobiernos especialmente en países de África, entre otras regiones. Díaz revela que “bajo la mesa se desarrollan otras operaciones clandestinas que los gobiernos no quieren involucrar a sus entidades por si las cosas salen mal pues que no se vean envueltos en un escándalo, pero no hay límites”.

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[AUDIO] Hablan mercenario sobre sus misiones

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Pese a lo que se pueda pensar, y aunque por la mente de un mercenario se reviven temores constantes especialmente por el riesgo para sus vidas, hay algo que temen más.

Que la organización lo deje sin respaldo, que quede uno comprometido en un área o una zona y quede uno abandonado en un país en conflicto, en una zona de riesgo”, agrega el contratista.

Y es que si bien en uno de los artículos de los protocolos adicionales al convenio de Ginebra se establece la figura del mercenario, hay condiciones que, agrega el analista Borrero, no les son favorables pues “los convenios no reconocen al mercenario. Dicen que no tendrá derecho a ser protegido, por lo tanto si cae prisionero es judicializable, porque está haciendo que es ilegal”.

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Disminuir los riesgos para sus propias tropas, pero especialmente para evitar consecuencias políticas, las empresas contratistas de servicios de defensa hoy son una de las principales alternativas para acciones militares en todo el mundo.

Las labores de vigilancia y de seguridad por parte de las empresas privadas de defensa en los son legales, dependiendo de las normas en cada país. Pero ingresar a otra nación e intentar secuestrar a una persona, sea quien sea, no es legal. Si son capturados pueden ser juzgados bajo las leyes del país.

El 4 de diciembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención Internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios; ni Estados Unidos ni Colombia firmaron el documento.

Fuente

RCN Radio

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