"Necesitamos sobrevivir", los tiempos difíciles que viven los libreros en el centro de Bogotá
La era digital, la pandemia y las lluvias, han afectado los negocios de quienes venden libros usados.
No han sido días fáciles para los libreros que se ubican al aire libre en el centro de Bogotá. Cada libro lo están vendiendo a $2.000 o tres por $5.000
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“Ya el internet está acabando con los vendedores de libros, pocas personas siguen llegando para buscar libros en físico. La verdad es que la situación ha estado complicada”, dijo don Luis.
Este hombre vende libros de segunda desde hace 40 años en esa zona de la ciudad. Cuando se trata de ventas y lectura, el tiempo también deja huellas. “Hace 40 años uno se ganaba 100.000 pesos al día por venta de libros, ahora no nos estamos ganando ni 50.000 pesos diarios”, lamentó.
Unos pasos más adelante están otros libreros. Exhiben las publicaciones de José Asunción Silva, Gustavo Becker y también gruesos ejemplares de Derecho, Física, Psicología. Las hojas amarillas de esos textos parecen contar una historia adicional al contenido que guardan sus páginas.
“Quizás muchas manos pasaron por allí, quizás muchas personas aprendieron de estos libros que pasaron por sus manos”, dijo una vendedora.
Sorprenden los precios y aún más las rimas improvisadas que se hacen necesarias para atraer a los clientes. “A dos mil, a dos mil y tres en cinco mil”, dicen varios libreros al tiempo.
Al preguntarles la razón por la que venden los ejemplares a ese precio, respondieron que “los estamos rematando por causa de la pandemia, necesitamos sobrevivir, entonces compramos libros económicos y los rematamos”.
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Aseguran que “vamos a los barrios, pregonamos y los conseguimos”.
Allí están los libros, algunas veces solos porque los libreros hablan entre ellos, o se alejan un poco buscando un 'tintico'. Allí están los libros y una joven de nombre Sofía se acerca a mirarlos.
“Pueden dejar los libros ahí y nadie se los roba. Ese es el encanto de los libros y por supuesto, su encanto también es por toda la historia que cada uno de ellos puede tener, no solo en literatura sino fuera de ella”, dijo la mujer.
Empieza a llover y los libreros deben recoger sus textos para que no se mojen. Así como lo digital ha reemplazado la lectura de los libros que ofrecen, la lluvia los ha desplazado de sus lugares de ventas.
“Las ventas han estado muy bajitas y el agua no nos deja trabajar la jornada completa. Vivimos al día, no se levanta gran cosa”, comentó otro de los vendedores.
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Los libreros siguen ahí en la zona centro de Bogotá, unos más jóvenes que otros y hay quienes han pasado su juventud vendiendo libros de segunda como don Luis, con quien iniciamos esta historia, y quien señaló que terminará sus días allí, rodeado de páginas gastadas por los años.
RCN Radio
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