Parteras en la ciudad, una tradición en auge y que se transforma

La partería ha sido el mecanismo por el cual han nacido 1.111 niños en todo el país este año, de acuerdo con datos del DANE. La mayoría de esta cifra corresponde a las zonas rurales, pero también se ve una tendencia que aumenta en las ciudades.  

El crecimiento de la práctica ha llevado a que hoy los diferentes tipos de parteras como las indígenas tradicionales, las urbanas o las profesionales, provenientes de otros países, hagan el acompañamiento y el proceso de los partos en casa en áreas urbanas.  

De acuerdo con Alice Trouvé, partera profesional, durante el parto “se fomenta que la mujer esté en un espacio de confort, que tenga calor, cobijas, cojines, que tenga libertad de movimiento y de comer y tomar lo que ella desee”.  

Junto a estas comodidades también viene otro tipo de transformaciones y adecuaciones del espacio como “los altares de parto ricos en detalles: cartas, flores, fotos de su familia y palabras de afirmación por las paredes” como lo explica la partera urbana Carolina Zuluaga.  

Otros elementos tales como “parir con velas, con cuarzos, la tina o la pelotica de pilates” son herramientas que varían de acuerdo al nivel adquisitivo de la mujer que está teniendo a un bebe en Bogotá, según la partera muisca Ramiro Romero. 

Alternativa al sistema de salud 

Los partos caseros son tan variados como los capitalinos, y atraviesan todas las capas sociales.  

Ramiro cuenta que muchas veces el proceso corresponde a la falta de acceso al sistema de salud, pues “hay muchos lugares aquí en Bogotá, que no tienen Sisbén o EPS, donde el Estado no llega y nos llaman muchísimo a las parteras tradicionales”.

En cuanto a la elección propia de las madres, Carolina dice que hay varias familias “que vienen de alguna manera en una búsqueda de alternativas de vida y se han encontrado con historias terroríficas de partos hospitalarios de ellas mismas o sus conocidas”.   

Sin normas que regulen la práctica  

Junto al auge de la partería en ciudades como Bogotá, Medellín y Bucaramanga viene la falta de normas que regulen su práctica.

Alice Trouvé explica que “la principal diferencia entre los países donde existe la partería profesional y Colombia es que en este momento en el país no hay un marco legal. Donde existen las parteras profesionales, éstas hacen parte integral del sistema de salud pública y las mujeres en vez de acudir a un médico primero son vistas por ellas”.  

Esto además genera que haya una gran variedad de parteras y formas de procedimiento, incluyendo los precios que varían desde la gratuidad hasta más de 6 millones de pesos. 

Sin duda, las parteras son reconocidas como agentes culturales, y hoy se han ido formando en pequeños grupos dentro de las mismas ciudades. Algunas cuentan que ya han superado los 50 partos este año y que este proceso va en auge en muchas ciudades colombianas.