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Proveedores y acompañantes de aborto
AFP

La organizaciones internacionales IPAs Cam y Safe2Choose, realizaron la primera encuesta internacional de personas proveedoras y acompañantes de aborto para comprender sus experiencias y dificultades en el desarrollo de su labor de facilitar el aborto, y el impacto del estigma y la discriminación por este trabajo.

Para ello realizaron una encuesta a 341 personas, la mayoría de América Latina y el Caribe, recolectando datos desde 2018 y que ahora, en abril, han dado a conocer. 

La encuesta confirma que el 81,4 % de las personas consultadas dijo que nunca se ha sentido avergonzada o culpable por realizar su trabajo, sin embargo, las preocupaciones sobre el juicio de otras personas, en general, y, específicamente, el de colegas y familiares están latentes. 

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Ese es el caso de Gonzalo Rubio, ginecólogo del Hospital San José de Santiago de Chile, y el primero en realizar un aborto legal en ese país. Ese hito le implicó dificultades. 

"Me tocó vivir la exposición de este caso del primer aborto legal en Chile y lamentablemente recibí un monto de amenazas de grupos antiderechos", sobre todo a través de redes sociales, "pero después está el estigma con respecto a la disminución del valor  de lo que hacemos o donde trabajamos en virtud de otro tipo de disciplinas dentro de la misma especialidad" de la medicina", cuenta Rubio. 

La psicóloga mexicana María Sofía Garduño, es acompañante de aborto, coordina el fondo justicia María, una red de acompañantes de aborto para América Latina y el Caribe, y habló sobre las barreras que enfrenta su labor, sobre todo con quienes existen vínculos de amistad o familiares. 

"Como acompañantes de aborto, el estigma principal es que al no ser personal médico, estamos poniendo en peligro la vida de la mujer pero nosotras decidimos ser acompañantes, nos capacitamos, casi siempre es un trabajo no remunerado que nace de un activismo por los derechos y el feminismo, pero no quiere decir que no nos estemos profesionalizando". 

María Sofía añade, sobre un estigma interno, que "aunque hay mucho orgullo por el trabajo que hacemos, también puede haber una decisión de no decirle a todas las personas con quienes tenemos relaciones y vínculos importantes que nos dedicamos a esto, por la misma razón por la que las mujeres que abortan no hablan de sus abortos, que es por temor a perder este tipo de vínculos". 

La doctora Graciela Lukin, medica ginecobstetra de Buenos Aires, Argentina, participó en 2008 en el caso de una niña de 14 años con discapacidad que acudió al aborto; un aborto legal por encajar en las causales permitidas en el momento para estos procedimientos. Ella nunca sintió discriminación, pero dice que la barrera fue ella misma. 

"Sin lugar a duda, la principal barrera fui yo porque la mayoría de los médicos fuimos formados viendo solo el embarazo, pero nadie nos enseñó a ver a la mujer o a la persona que cursaba el embarazo". 

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Entre las características de los proveedores y acompañantes de aborto en el mundo se evidencia que el 33 % tienen entre 25 y 34 años y el 75 % son mujeres. El 31 % se consideran católicos, 22 % ateos y 11,9 % agnósticos.

La mayoría no tienen hijos, y con profesiones como médicos, ginecopstetras -para el caso de los proveedores de abortos- y otras especialidades, principalmente psicólogos, para acompañantes.

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[AUDIO] Estigma y discriminación a labores de proveedores y acompañantes de aborto en el mundo

0:27 5:25
Fuente

Sistema Integrado de Información

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