Reciclaje, la labor necesaria que puede ser un buen negocio
Visitamos una bodega donde decenas de personas convierten la basura de las canecas en materiales renovados y útiles.

El jefe se llama Diego Estrada y nos recibe en una oficina con vista a la bodega. Desde hace 20 años supo que quería dedicarse a darle vida a las cosas desechas.
“Por amor es que lo hago. Obviamente también por la parte económica, porque todos necesitamos salir adelante, pero no es solo un tema de negocio sino algo que siento para aportar mi granito de arena al mejoramiento del planeta”, dice Diego.
Lea también: Los peros a la prohibición del plástico
El negocio del reciclaje es rentable en grandes volúmenes. Asegura que lo que se gana luego de pagar a los empleados, los servicios, los impuestos y todas las arandelas es de un 3 %, pero genera empleo a 80 personas y es útil.
[AUDIO] Esta es la bodega donde la "basura" vuelve a la vida
Puntualiza que “obviamente es que la cifra de recicladores en Colombia está en el órden de 50 mil. Probablemente somos en Bogotá unas mil 500 microempresas como la mía y ahí pueden ser otros 50 mil, entre empleos directos e indirectos”.
Allá abajo, en medio de las cajas, de la chatarra, del plástico está Luis Sandoval. Llega todos los días desde Usme y ha sacado adelante a su familia con eso que los demás llaman basura.
Diego recuerda que “estos días estoy entrando a las 7:00 de la mañana, entonces salgo de mi casa a eso de las 4:00 p.m. De esto he vivido y también mi familia, la he sacado trabajando en esta bodega”.
De interés: ¿Se puede reciclar el 70% de los residuos?
Más adelante está Bellaneth. Trabaja por turnos, organizando, clasificando y poniendo todo en su lugar. Tiene buen ojo para los tipos de papel. “Por lo que ya tengo diez años acá ya no se me dificulta nada”, dice con orgullo.

El jefe de planta es William Espitia. Supervisa que las cosas lleguen a su lugar, una banda transporta los materiales, los pican y los compactan.
Pero no todo es color de rosa. Tener una planta de reciclaje es más difícil que cualquier otro tipo de planta, según Diego Estrada. Las normas los identifican como una actividad de alto impacto, aunque no generan contaminantes y de hecho reducen los contaminantes del entorno.
“Son regulaciones que son más exigentes que en otros sectores y no hay necesidad de una regulación exclusiva y además discriminatoria, sin que nos exijan lo mismo que a cualquier sector para cumplir nuestra labor”, advierte Diego.
El asunto de fondo es que se supone que esta labor noble genera impactos sociales, derivados de la forma en que los entornos ven la labor de reciclaje: como algo sucio y que no quieren ver, cuando en realidad es todo lo contrario, ellos son quienes toman lo que otros dan por lo inservible e inútil y le vuelven a dar vida.
RCN Radio