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Sumapaz, la localidad rural de Bogotá.
Sumapaz, la localidad rural de Bogotá.
RCN Radio

La localidad 20 de Sumapaz es la más grande de Bogotá. Se encuentra en el extremo sur de la capital de la República. Allí está el páramo más grande del mundo y las mayores reservas de agua del centro del país.

Pero, al mismo tiempo, es la zona más olvidada de la ciudad donde sus habitantes viven en el siglo pasado con carreteras en pésimo estado, no hay hospitales, colegios mal dotados, no hay empleo formal y las telecomunicaciones deficientes.

Hace 15 días los campesinos del corregimiento de San Juan de Sumapaz y cercanías se declararon en paro para exigirle al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, que les prestara atención.

Cerraron la entrada al caserío y durante 48 horas cesaron toda actividad exigiendo arreglos en las vías y telecomunicaciones, mejor atención en salud, mayor presupuesto para las escuelas y colegios, entre otras exigencias de carácter ambiental y protección de la reserva.

Las exigencias para Sumapaz, por parte de sus habitantes.

Luego de una reunión con la alcaldesa de la localidad, Francy Liliana Murcia, quien despacha en el centro de Bogotá y no en Sumapaz, se logró un preacuerdo que permitió levantar la protesta.

El pasado fin de semana se realizó en San Juan de Sumapaz una audiencia pública y popular en la cual se revisó cómo van las gestiones para declarar ese territorio como Zona de Reserva Campesina, “como la mejor forma de protección y cuidado ambiental del páramo” y en rechazo a la construcción de hidroeléctricas en la localidad.

RCN Radio estuvo en la región y habló con la comunidad sobre sus inquietudes y peticiones a las autoridades del Distrito.

 

Carreteras y salud

 

El agricultor Jaiber Delgado dice que la mayor problemática en este momento es el pésimo estado de las vías: El abandono en el que nos tiene el Gobierno en las vías. Para Bogotá nos gastábamos 2 o 3 horas, ahora son 5 o 6 horas. El transporte (...) para uno llevar una carguita de papa valía 6 mil pesos, ahora nos están cobrando 8 o 9 mil pesos”.

Agrega que los niños están corriendo riesgos cuando van al colegio por el mal estado de las carreteras. “Muchas veces les ha tocado bajarse del bus e irse a pie o rellenar con piedras los huecos para que los buses puedan pasar ”, dice.

Las exigencias de los habitantes de Sumapaz, en Bogotá
Las exigencias de los habitantes de Sumapaz, en Bogotá.
RCN Radio

Añade que otro abandono es la mala señal de celular e Internet: “Lo de las TIC (tecnología y comunicaciones); la señal es muy mala. Montaron como 5 o 6 antenas y ninguna sirve ”.

Hernán Hurtado tiene una pequeña tienda en la vereda Las Vegas. Agrega que otro grave problema es la salud. 

“Estamos sujetos a la Subred sur; hemos tenido muchos inconvenientes con la atención a los pacientes y pedimos un hospital de primer nivel donde haya hospitalización, exámenes de rayos X, cuadro hemático, que todo se pueda atender aquí en la localidad y no sean remitidos los pacientes en un viaje de la muerte hacia la Bogotá urbana, donde toca viajar en una ambulancia”, asegura.

Hurtado también pide que se construyan salas maternas para las mujeres del lugar y que el personal médico sea profesional y “no estudiantes que vienen a hacer el año rural o tesis de grado”.

María Herminia Valbuena es dirigente de la región. Comenta que  las autoridades siempre han desconocido al Sumapaz y falta más educación.  Acota que las mujeres están olvidadas, no tienen mayores oportunidades.

“Para nosotras las mujeres no hay una microempresa, una entidad que nos de trabajo. Las que trabajan acá son muy pocas, las que tienen oportunidad de ser aseadoras, celadoras, pero las campesinas que estamos en el hogar somos amas de casa, ordeñando las vacas, cuidando los niños, todo lo que implica el trabajo de la finca. No tenemos muchas oportunidades”.

Colegio en la localidad de Sumapaz, en Bogotá
Colegio en la localidad de Sumapaz, en Bogotá.
RCN Radio

La educación

 

La profesora María Quintero es docente del Erasmo Valencia, un pequeño colegio de la vereda Las Vegas. Cuenta que los alumnos tienen varias dificultades y muchos viven a dos horas del plantel educativo.

Incluso algunos tienen que caminar una hora para salir a la carretera que está en mal estado. Muchos de ellos trabajan cuando terminan las clases y se alimentan en la institución, donde la comida es buena pero no llena todos los requerimientos nutricionales. 

“Hay recortes en el presupuesto educativo en los insumos que deben llegar. Tenemos que comprar las hojas de papel para la fotocopiadora, traer nuestros útiles y prestarles a los niños; ellos no cuentan con textos escolares”, señala en tono de queja la maestra María.

Agrega que "estamos en la zona rural donde no tenemos una papelería, una tienda, esto es netamente el campo con niños campesinos. Si la Secretaría de Educación dice que no manden útiles para el páramo, nos toca a nosotros viajar hasta Bogotá y sacar de nuestro bolsillo y facilitarles a los niños las cosas".

Nicolás Torres Palacios tiene 15 años y cursa octavo grado en el colegio Erasmo Valencia. Indica que en el Sumapaz hay discriminación porque no se le da la oportunidad a la gente cuando hay trabajo.

"Se le da a la gente de afuera (...) los colegios de la urbanidad tienen más oportunidad de recreación, deportes, a nosotros nos hace falta que nos colaboren para recrearnos y llegar a ser buenos jugadores, pero también nos hacen falta pupitres, tableros, marcadores, las instalaciones están en mal estado, hay baños que no sirven".

Pero también quienes terminan el bachillerato en el Sumapaz no tienen ninguna posibilidad de continuar la educación superior, señala Juan Gabriel Barrera, un joven campesino que está terminando la secundaria los sábados.

"La educación superior no tenemos como estudiarla, no hay colaboración del Sena, ni universidades para superarnos y tener una mejor educación para apoderarnos del territorio con énfasis en lo que nosotros podamos estudiar".

Fuente

Sistema Integrado de Información

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