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Violación a menor de edad
Violación a menor de edad
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El caso ocurrido con la niña indígena en Risaralda víctima de violación, es uno de los casi 16 mil que han sido perpetrados por parte de actores armados, incluyendo la fuerza pública, en el marco del conflicto armado. El 97% de los delitos de violencia sexual en el mismo contexto, permanece en la impunidad.

No son casos fortuitos, aislados o producto del desenfreno de un momento. Luisa Fernanda Martínez, asesora de la Organización Sisma Mujer, advierte que la violencia sexual por parte de actores armados, además, tiene un patrón definido que siguen todos los victimarios.

“La violación múltiple, altos niveles de sevicia en la perpetración de los hechos, concurrencia de otros delitos como la tortura, las lesiones, el secuestro, inclusive se presentan amenazas para que las niñas y las mujeres no denuncien”, advierte la abogada.

En contextoHabrían tratado de sobornar a familia de niña embera violada

Rocío Martínez, investigadora principal del informe denominado "La guerra inscrita en el cuerpo", publicado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, relata que previamente a los hechos de violencia sexual las víctimas han estado “recorriendo sus territorios. Por ejemplo van a lavar la ropa al río, van a recoger una fruta, están transitando por su territorio solas y con mucha frecuencia los hombres ya saben que ellas hacen esas actividades solas, qué caminos transitan, es decir que han visto a la víctima, días y semanas antes, han hecho seguimientos”.

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[AUDIO] El cuerpo de las mujeres como una estrategia de guerra

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Sin denuncias por temor y niveles de impunidad

La Corte Constitucional señaló que la violencia sexual contra las mujeres es una práctica habitual, extendida, sistemática e invisible en el contexto del conflicto. Las mayores víctimas son niñas y mujeres campesinas, indígenas y afrocolombianas, por parte de actores armados.

“Sobre las mujeres indígenas ellos tienen la idea de que va a ser menos grave, de que va a ser menos visible y tienen esa idea porque así ha sido, esto que está sucediendo es una excepcionalidad”, agrega la investigadora Martínez.

Claudia Quintero es una de las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado. Recuerda que, además de las dificultades para acceder a los mecanismos de justicia, también fue difícil obtener ayuda médica y psicológica para las secuelas que deja un hecho de esta naturaleza.

“A pesar de los años de supervivencia aún tengo que estar constantemente en terapia, en acompañamiento, he aprendido a comunicar lo que siento y son pasos que hay que dar para una completa recuperación”, asegura.

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Las violencias sexuales no solamente representan un acto de abuso físico como el ocurrido en el resguardo Gito Dokabú en el municipio de Pueblo Rico en Risaralda

Alejandra Miller, comisionada de la Verdad, revela que en el norte del Cauca -por ejemplo- se ha evidenciado “el enamoramiento de niñas y menores y las utilizan para que enamoraren al bando contrario y sacarles información. Es una forma de violencia sexual, en donde el cuerpo de las mujeres se está utilizando precisamente como una estrategia de guerra”.

La mayoría de casos que ocurren hacen parte de un subregistro pues, además de las dificultades para presentar una denuncia en las regiones apartadas, también hay temor a represalias por parte de los mismos actores armados. Por eso las víctimas reconocen que además de la justicia y la reparación el componente de verdad es fundamental.

“Para las víctimas de violencias sexuales, lo más importante es que les crean que el hecho sucedió, es un poco la palabra de ellas contra los victimarios que generalmente niegan, porque la violencia sexual es uno de los delitos más negado por todos los actores”, puntualiza la comisionada Miller.

De acuerdo con cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica, las víctimas de violencia sexual han sido identificadas en 144 municipios. En un ejercicio de La Comisión de la Verdad se estableció que si bien en todas las regiones ha habido este tipo de hechos las regiones con el mayor número de casos son Antioquia y los Montes de María, seguidas del pacífico colombiano y El Guaviare.

Fuente

RCN Radio

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