Sobre la fobia y cómo controlarla
El pleno siglo XXI, enfermedades de tipo mental parecen más recurrentes debido a la vida vertiginosa que lleva el ser humano.
En el mundo son cada vez más las personas que experimentan trastornos que pueden llevarlas a tener problemas de ansiedad, salud emocional y psíquica que, aunque parecen no representar un peligro real para la salud, pueden escalar a problemas más complicados hasta afectar la salud física.
Es el caso de la fobia, que se deriva, entre otras cosas de todo lo anterior. Sus características abarcan la angustia o el miedo intenso ante diferentes situaciones, cosas, animales, lugares y en casos más complejos es necesario que se trate por un médico experto.
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"Manifestaciones somáticas como sudoración excesiva, taquicardia, hipertensión, hiperventilación, dificultad respiratoria, opresión en el pecho, calambres musculares y sonrojo" son síntomas comunes que pueden experimentar las personas con alguna fobia, según establece Juan Carlos Pinilla, médico psiquiatra adscrito a Colsanitas.
Estímulos o experiencias específicas pueden producir un miedo que puede ser irracional, persistente, exagerado o patológico, que lleva a la persona a evitar el estímulo al que teme. Por esta razón es importante identificar, conocer los tipos y causas de las fobias, además de cómo tratarlas.
Lo primero es identificar la fobia. Son diversas las situaciones que las generan. Los síntomas comunes llevan a la persona a sentir miedo, ansiedad, angustia, dificultad para respirar, contracción de los músculos, además de subidas y bajadas de presión.
Los tipos de fobias son diversos y según los escenarios pueden tener su origen en un objeto, animal, situación particular o experiencia. Es importante además conocer dos contextos en los que la fobia se puede presentar y en los que hay que prestar especial atención.
Uno tiene que ver con una situación duradera. Es una fobia en la que el miedo, la ansiedad o la evitación suelen permanecer presentes por un tiempo mínimo de seis meses, alterando el sistema central nervioso. Ese miedo que siente la persona puede llegar a interferir en la vida diaria en campos como el laboral, académico, social y provocar un malestar clínico de importancia.
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Por otra parte está la fobia social. Se trata de un temor directo relacionado a objetos o situaciones amenazantes, sin que esto afecte la salud. Es una fobia con categorías como el miedo a los animales, la naturaleza, el ambiente, la sangre, las inyecciones, la altura, lesiones u otro temor específico. Se estima que 2 a 3 por ciento de la población tiene este tipo de fobia.
¿Por qué se da una fobia? Factores genéticos, ambientales, biológicos además de experiencias personales pueden llevar a desencadenar una fobia. En el plano de la familia, se ha demostrado que dos tercios a tres cuartos de personas tiene al menos un familiar de primer grado con un temor específico igual al suyo.
Las fobias pueden desencadenarse desde las edades de los 5 a 9 años, y son específicas como el temor a la sangre las inyecciones o las heridas; fobias de tipo situacional aparecen desde los 20 años de edad.
¿Cómo tratarla? Tras determinar el tipo de fobia, edad y contexto del paciente, los tratamientos pueden abarcar la psicoterapia, farmacoterapia o el uso de otras terapias como la hipnosis, terapia de apoyo o familiar. En fobias específicas, se puede proceder a terapia de exposición, de tipo conductual.
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